Limpieza facial: las mejores rutinas según tu tipo de piel
Conoce las claves para adaptar este ritual de belleza a las necesidades de tu cutis y tendrás el mundo rendido a tus pies
El mayor secreto para lucir una piel bonita es limpiarla por la mañana y por la noche, tengas el tipo de dermis que tengas. A lo largo del día, se acumula sobre el cutis suciedad, polvo, partículas de contaminación, así como los productos de maquillaje y fotoprotectores que utilizamos.
Liberarlo de ellos con una limpieza profunda lo oxigena, facilita su hidratación y aumenta la absorción de activos. Si además adaptas este ritual a sus necesidades, el éxito está asegurado.
¡Sigue nuestras recomendaciones según tu tipo de piel!
Piel normal: leche y tónico
Este tipo de pieles se caracterizan por ser sedosas, equilibradas y de poros finos. Responden agradecidas a la aplicación de una leche limpiadora, un producto que deshace las impurezas sin agredir.
El buen ritual
Búscala con una base de aceite para facilitar la eliminación del maquillaje y regalarle un plus de hidratación y suavidad. Aplícala sobre el rostro con un disco de algodón o una esponjita suave. Después, elimina los restos de crema y suciedad mediante un tónico sin alcohol que incluya hamamelis o de agua de rosas, ingredientes refrescantes y descongestivos. Este paso sella los poros, restablecer el pH del cutis y estimula la circulación. Haz siempre una doble pasada.
El mejor consejo
Elige cosméticos de acción antifatiga, como el magnesio y el extracto de moringa. Este último ingrediente actúa, además, contra la contaminación.
Piel sensible: agua micelar
En este caso mimar ha de ser tu prioridad, ya que estos rostros se irritan y enrojecen más fácilmente. Los exfoliantes más adecuados son los de tipo enzimático (con bromelina, papaína, etc.), ya que desintegran las células muertas sin necesidad de friccionar la piel. Si tu cutis es muy reactivo, bastará con una exfoliación al mes.
Los expertos recomiendan vaporizar sobre la piel un agua termal, un producto que proporciona un alivio y un frescor inmediato y contiene aún más elementos calmantes, antiirritantes y suavizantes que el tónico.
El buen ritual
Por eso los limpiadores faciales han de respetar el pH natural de la piel (se sitúa en torno a 5) para mantener su barrera de protección. Una de las mejores elecciones para evitar frotar la piel (y con ello reducir el riesgo de irritaciones) es optar por una base acuosa con micelas, unas pequeñas estructuras que atraen la grasa y la suciedad como un imán. El agua micelar además tonifica la piel en un solo gesto y sin necesidad de aclarado. ¡Te ahorrarás un paso!
El mejor consejo
Mejor si la loción incluye activos calmantes y antirrojeces como la camomila, el aloe, la alantoína, la centella asiática y algún tipo de aceite que alimente la barrera hidrolipídica natural. Las hay capaces de reducir el riesgo de alergias.
Piel mixta y grasa: texturas fluidas
Estos cutis se caracterizan por una excesiva producción seborreica (en las mixtas sobre todo en la zona T del rostro), poros más dilatados y propensión a puntos negros.
Al tratarse de una piel más gruesa y resistente, conviene emplear un exfoliante de tipo mecánico (los microgránulos sólidos de bambú, jojoba, etc. son los responsables de ejercer la función de arrastre). Elige un producto seborregulador e insiste en las zonas más grasas (frente, nariz y barbilla).
Repite la exfoliación 2-3 veces por semana. Para evitar la proliferación bacteriana y el exceso de sebo, que obstruye y dilata los poros, utiliza una loción limpiadora de textura fluida y de efecto purificante.
Una o dos veces por semana, extiéndete una mascarilla desincrustante. Usa un tónico libre de aceites y de acción astringente, que contribuya a minimizar los poros y a eliminar los brillos.
El buen ritual
Lo más recomendable para ellas es limpiarlas con un jabón sin detergente o "syndet" en textura gel que las ayude a regular este plus de grasa y a cerrar los poros sin agredir ni irritar. Aplícalo creando círculos con una esponjita o con las manos hasta que surja una ligera espuma poniendo el acento en la zona de la nariz, la barbilla y la frente, y aclara con agua tibia. A continuación, aplica un tónico con ácido salicílico (un gran astringente y antiinflamatorio) para cerrar el poro y mejorar el aspecto de la piel.
El mejor consejo
Opta por limpiadores con activos antiinflamatorios, antibacterianos y una acción calmante como el aceite de árbol de té, la niacinamida, el té verde, el agua termal y los alfahidroxiácidos. Con una toalla limpia, seca la cara mediante pequeños toques.
Piel seca: leche limpiadora de aceite vegetal
La exfoliación es el ritual de belleza previo a cualquier limpieza profunda, muy necesaria para todo tipo de cutis pero en especial para la piel seca. Realizar este tipo de procedimiento sobre la piel ayudará a que los productos que incorporemos después a nuestra piel se absorban con facilidad.
El buen ritual
En este caso, lo más recomendable es utilizar un exfoliante en crema de textura untuosa, enriquecido con activos hidratantes. Este tipo de piel es tan fina que no requiere más de una exfoliación cada 2-3 semanas.
El mejor consejo
Para desmaquillarla diariamente, las leches limpiadoras enriquecidas con aceites vegetales serán tus mejores aliadas. Y si deseas lucir un rostro fino recurre a un producto sin alcohol y con agentes hidratantes, que mantenga la piel suave y tersa.
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