La biógrafa de la infanta Elena nos cuenta cómo se lleva en realidad con toda su familia

La vida de la infanta Elena está marcada por luces y sombras. En las segundas hace hincapié el libro de Nuria Tiburcio, "Elena, la infanta castiza" (Editorial La Esfera de los Libros), donde descubrimos la falta de empatía de la hija de los eméritos con la reina Letizia, el llanto al despedirse de su padre cuando se exilió a Abu Dabi, la desesperación ante la actitud rebelde de sus dos hijos y la falta de sintonía con su exmarido, Jaime de Marichalar, entre otras cosas.

PRONTO: Ella no se esperaba unos hijos tan problemáticos.

NURIA TIBURCIO: Y le costó bastante asimilarlo. Vic era una niña muy cariñosa, pero al cumplir los 15 años explotó, convirtiéndose en una joven rebelde. La relación madre e hija ha sido muy complicada.

P.: ¿Y con Froilán?

N.T.: Pues nada más tienes que ver que lo ha mandado con el abuelo a Abu Dabi, a ver si allí se endereza un poco. Su intención es alejarle del foco mediático. Estará con don Juan Carlos unos meses y después puede quedarse a vivir y trabajar en ese país.

P.: El emérito adora a su nieto.

N.T.: Es su favorito, se entienden muy bien. Además, Elena es el ojito derecho de su padre. Se parecen en carácter, tienen el mismo sentido del humor, gustos similares…

"No quiere ver a Urdangarin ni en pintura"

P.: Sin embargo, la Infanta parece una mujer muy arisca y prepotente.

N.T.: A veces lo es. Sobre todo con los periodistas, porque, al igual que Froilán, odia a la prensa. Es más, la culpa de todos los problemas de su familia, cosa que no es cierta.

P.: ¿Se equivocó al apoyar a su hermana Cristina y a Iñaki en el caso Nóos?

N.T.: Estuvo a su lado al cien por cien y se llevó una gran decepción con su cuñado. Iñaki pasó la última noche antes de entrar en la cárcel en el piso de su cuñada. Hablaron durante horas y Elena le consolaba. Ahora no entiende la traición de Urdangarin a su hermana con Ainhoa Armentia. No le quiere ver ni en pintura.

P.: ¿Por qué está tan distanciada de la reina Letizia?

N.T.: Son muy distintas. Entre ellas no hay nada en común. En el 2007, cuando Elena decide separarse de Marichalar, Letizia se puso más del lado de Jaime. Eran aliados. Y la Infanta no lo entendió. Tampoco comprendió el desaire de su cuñada con su madre, la reina Sofía, en la catedral de Palma. Ver cómo Letizia trataba a la emérita le dolió muchísimo.

P.: ¿Crees que Letizia ha influido en el distanciamiento de su marido y su cuñada?

N.T.: Es que los dos han estado en bandos contrarios, como fue el caso Urdangarin. El Rey y la Infanta se siguen queriendo mucho, pero su relación no es la de antes.

P.: Elena y Jaime casi no tienen relación.

N.T.: Su ruptura fue muy tormentosa. No han sabido dejar los rencores atrás y mirar más por sus dos hijos.

P.: Es que la Infanta ha intentado poner más disciplina a Froilán y Vic que Jaime.

N.T.: Eso es verdad. Vic es mucho más dócil y menos conflictiva cuando está con su padre. En cambio, su carácter cambia con su madre. Jaime le permite todo y le da todos los caprichos.

P.: Desde que se divorciaron no se le ha conocido una nueva relación.

N.T.: Se la ha relacionado con uno de sus jefes, e incluso con el que fuera su novio, Luis Astolfi. Pero ella lleva muy en privado esa parcela de su vida.

P.: ¿Cómo afrontó las infidelidades de su padre a su madre?

N.T.: Nunca quiso significarse en esos asuntos.

P.: ¿Qué aficiones tiene?

N.T.: Aparte de la hípica, esquiar y los toros, le gusta cocinar postres y jugar a cartas.

P.: ¿Aspiraba a ser reina si se cambiaban las leyes de sucesión?

N.T.: Nunca se consideró heredera. Tampoco se la educó como futura reina. Siempre tuvo claro que su hermano sucedería a su padre.