Jaime Peñafiel nos cuenta la verdad del palacio de Marivent
El bello palacete de Palma, al que en 1973 empezaron a ir Juan Carlos y Sofía, sigue siendo la casa y lugar de encuentro estival de la Familia Real española
Mi visita en vísperas de que estrenaran la casa
Juan Carlos y Sofía con sus hijos, de niños.
Ese "nomadismo veraniego" acabó el 4 de agosto de 1973, hace ahora nada menos que… ¡50 años! Cuando los Príncipes, sus hijos, la niñera y la perra Laia llegaron en dos aviones a la base aérea de Son Sant Joan. Desde allí, se trasladaron en coche a Marivent, un espectacular palacete construido en 1925 sobre la bahía de Palma y el acantilado de Cala Major. Tengo que confesar que la víspera de que la Familia Real llegara a Mallorca, yo ya había visitado la que iba a ser residencia veraniega de los Borbón Grecia gracias a la invitación de mi amigo, el marqués de Mondéjar.
Jefe de la Casa del Príncipe y mallorquín, Nicolás Cotoner fue la persona que, moviendo sus influencias, consiguió que la Diputación de Baleares cediera al futuro Rey de España el uso en verano de esta singular construcción y sus 33.000 metros cuadrados de terreno. La viuda del financiero y artista griego Juan de Saridakis, Anunciación Marconi, había donado en 1966 esta impresionante propiedad a la administración provincial con una condición: que sus puertas estuvieran abiertas para que el público viera la colección de arte de Saridakis.
Felipe y Letizia con sus dos hijas paseando por los jardines de Marivent.
Pero, en 1972, la Diputación cerró el museo y acondicionó el edificio principal y las casas anexas como vivienda familiar para disfrute de los futuros Reyes. Los herederos de Saridakis denunciaron a las autoridades ante la justicia por incumplimiento, pero sólo consiguieron, en última instancia, recuperar los muebles, cuadros y enseres del interior de la finca.
Con dinero de Patrimonio Nacional, doña Sofía supervisó la decoración del que iba a convertirse en su refugio favorito inspirándose, dicen, en el palacio de Tatoi, su añorado hogar ateniense. "Los cambios en la casa no son ningún secreto. La empresa madrileña encargada de la reforma, en un gesto impensable hoy día, anunció el trabajo en la prensa nacional con fotografías de la casa", contó en su día el periodista Marcos Torío, autor junto con Agustín Pery de ‘Veranos en Mallorca’ (Ed. Esfera de los libros). Marivent, que tiene cuatro plantas, se convirtió, según asegura Torío, en una "versión estival de la Zarzuela".
Un muro de separación
Un gran jardín mediterráneo. Desde mayo del 2017, el público tiene acceso libre a casi 10.000 metros cuadrados de los jardines de Marivent, que destacan por su valor botánico. Sólo se cierran en Semana Santa y entre el 15 de julio y el 15 de septiembre.
Aquello era el paraíso y, en los siguientes años, por el palacio mallorquín pasaron, además de todos los Borbones y los Grecia, muchas personalidades del mundo político, social y de la realeza. Pero lo que puso a Marivent en el mapa fueron las visitas de los príncipes Carlos y Diana de Gales, instados por la reina Isabel, que creía que ese enclave idílico ayudaría a que la pareja arreglara sus diferencias. Sólo a Letizia no pareció gustarle Marivent y, en el 2004, recién casada, exigió levantar un muro para proteger su intimidad incluso de la propia familia, ya que tenía a las infantas como vecinas. "¿Tú crees que esto son vacaciones privadas?", le dijo a la periodista Carmen Duerto. Muy celosa de su intimidad, prefería pasarlas lejos de la familia y de la prensa, obsesionada con poder ser retratada en bikini.