Olghina de Robilant: todo sobre la novia que traicionó al rey Juan Carlos
La recién fallecida aristócrata, uno de los personajes más populares de la "jet set", vivió un romance con el emérito, protagonizó escándalos e inspiró a cineastas
Olghina de Robilant, la aristócrata que inspiró a Federico Fellini una de las escenas más famosas de su película "La dolce vita" –la del baño en la Fontana di Trevi– falleció el pasado 23 de noviembre a los 87 años después de ser uno de los personajes más populares de la "jet set" europea y de convertirse en amante del rey Juan Carlos cuando éste era un joven al que llamaban Juanito.
Con motivo del fallecimiento de tan traicionera dama, nuestro colaborador, Jaime Peñafiel quiere "dejar bien claro que Olghina de Robilant no fue, en modo alguno, un gran amor de juventud de don Juan Carlos quien, a finales del decenio de 1950, se convirtió en objeto de gran interés para las mujeres".
Peñafiel matiza sus palabras porque el Rey Emérito "en esos tiempos, ya tenía un temperamento muy romántico y mucho éxito con las chicas. 'Siempre estaba cambiando de novia', recordaba su hermana la infanta Pilar. 'Más de una vez hice cosas increíbles por él, como ir a decirles a algunas chicas que mi hermano ya no podía seguir adelante con la “aventurita'. Yo le decía: 'Juanito, me obligas a hacer unas cosas terribles'. Y él me respondía: 'Anoche me declaré a fulanita de tal pero no pienso casarme con ella. ¡Sólo me declaré porque había luna llena!'”.
Olghina se trasladó a Portugal, donde se relacionó con la "jet set"
Olghina era una más aunque de cierta categoría social, al ser hija de un conde italiano. Había dejado Venecia para vivir en Roma y pasar temporadas en Portugal. Concretamente en Sintra, refugio, junto a Estoril, de reyes y príncipes exiliados. Para Olga, la nueva vida en Portugal le permitió relacionarse con los hijos de los Orleans, los Saboya y los Borbón.
El romántico verano del 56 en Portugal
Así fue cómo en verano de 1956, la pareja se conoció en la playa de Guincho, en Estoril, una noche de luna llena y cálida brisa. Y, a pesar del flechazo que surgió entre los dos, Juanito nunca le ocultó que de quien realmente estaba enamorado era de María Gabriela de Saboya.
“Te quiero mucho, tú me quieres, nos adoramos, pero tengo la obligación de casarme con María Gabriela”, le escribió el futuro monarca en una de las cartas de amor que intercambiaron allá por 1957.
Intentó sacar dinero de su correspondencia amorosa
"De aquel romance, que acabó en 1962, cuando don Juan Carlos se casó con la princesa Sofía de Grecia, quedó constancia en una correspondencia que con el paso de los años Olghina intentó venderme", lamenta Peñafiel.
"Y tuvo la desvergüenza de decirme: 'Estoy segura de no causar daño a su Majestad exponiendo un aspecto tan secreto de su pasado. Y no voy a pedir que se me perdone la osadía'. Mi lealtad hacia el Rey hizo que me pusiera en contacto con él, por medio del inolvidable general Sabino Fernández Campo, a quien ordenó que comprara esas cartas para evitar su publicación.
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