Jaime Peñafiel explica su cena especial con el rey Carlos III de Inglaterra
El 74º cumpleaños de Carlos III me invita a recordar la noche en que mi mujer y yo le conocimos en Buckingham y a repasar algunos detalles de su vida, sus amistades y su romance con Camilla
Por la Familia Real británica siempre he sentido una simpatía muy especial. Posiblemente porque considero que la desaparecida reina Isabel II fue la representación física de la realeza. Y si bien puedo presumir de ser el único periodista del mundo a quien Felipe de Edimburgo, que tanto odiaba la prensa en general, concedió una entrevista personal, lo más importante para mí fue la invitación, en el 2017, de Carlos para cenar en Buckingham, en compañía de Carmen, mi mujer.
Y recuerdo que en aquella cena, le mostré una fotografía del mi encuentro con su padre, que yo llevaba en el bolsillo. "Si no lo veo no lo creo. ¡Mi padre con un periodista!", exclamó, sonriendo. "¿Dónde la hizo, aquí?". "No", le confesé. "Fue en Madrid".
Carlos III ha vendido un cuadro por 6.574 euros
Hoy traigo a Carlos del Reino Unido a estas páginas por dos motivos. Porque celebra estos días (el 14 de noviembre) su 74º cumpleaños, el primero siendo rey, y porque se acaba de convertir en el primer monarca que ha vendido una pintura suya. Se trata de la copia de un cuadro –la número 18 de una tirada limitada de 100 reproducciones– de un paisaje que tiene en el centro el castillo de Balmoral, el escenario en el que murió su madre.
Carlos lo pintó siendo príncipe, en el 2001 y, aunque el precio de salida era de 600 euros, la obra ha alcanzado la cifra de 6.574. En fin, que Carlos no es un rey al uso.
Unos padres muy fríos que marcaron su carácter
Tampoco lo fue su infancia, época en la que estuvo sometido a la férrea disciplina de su padre. El príncipe Felipe no fue jamás cariñoso con su hijo y fue el culpable de que Carlos tuviera una infancia desgraciada. El propio soberano no recordaba haber recibido ni de su madre ni de su padre un beso, después de los 8 años.
A pesar de la oposición de Isabel II, Felipe lo alejó del palacio matriculándolo en la Cheam School, donde recibió maltrato por parte de otros alumnos. "La separación familiar le afectó mucho", reconoció su niñera, Mabel Anderson.
Después, el joven pasó a Gordonstoun, el centro escocés que sometía a sus internos a un régimen de castigo de duchas de agua fría. Otro infierno para el actual monarca que, si bien no pudo perdonar a su padre, tampoco perdió en aquel destierro su sensibilidad por el arte y la naturaleza, que siempre le sirvieron de consuelo ante la soledad.
Su matrimonio, prueba de la evolución de la sociedad
Hoy, Carlos III puede decir que está muy bien acompañado. La victoria de su historia de amor con Camilla, que ha pasado por etapas oscuras, escandalosas y bien conocidas por todos –sus respectivos matrimonios, ella, con Andrew Parker Bowles, y él, con Diana– ha hecho de él un hombre feliz.
Nadie olvida la culminación de esa pasión, nacida en los años 70, que tuvo lugar el 9 de abril del 2005, en Windsor. Ese matrimonio fue la prueba de la evolución de la sociedad en los últimos años y la demostración de que hasta lo más improbable es posible. El mundo pudo ver que "los malos de la película", a nivel popular, también merecen un final feliz.
Muy buenas relaciones entre las dos familias
También es feliz la relación que mantiene Carlos con los hijos de su esposa, Tom y Laura, e incluso, a pesar del morbo que ello puede provocar, con el exmarido de la consorte, Andrew Parker Bowles.
Carlos fue el padrino de Tom y cumplió con su papel cuando el joven más lo necesitó. En 1999, cuando según la BBC, Tom estaba consumiendo cocaína, el entonces príncipe le telefoneó para tener una seria conversación con él, apoyarle y también aconsejarle. "Siempre he adorado a mi padrastro. Es un hombre de una gran inteligencia y humanidad. Hace a mi madre feliz y mi madre le hace feliz a él, así que eso es lo que importa", declaró hace unos años.
En cuanto al ex de Camilla, tan buena es la relación que el rey siempre ha tenido con él, que hay quien ya le ve como uno de los futuros miembros de su equipo, junto con el secretario real, Clive Alderton, y el conde de Rosslyn, encargado de que la vida pública del rey y la reina consorte transcurra sin contratiempos.
La primera señal de que Parker Bowles se dirige hacia este destino laboral habría sido que, hace unos días, Camilla le pidió que la representara en el funeral de John Bowes-Lyon, primo segundo de la reina Isabel II, fallecido a los 80 años. "Andrew siempre está contento de hacer lo que la Familia Real le pide", afirmó uno de sus amigos al 'Daily Mail'.
Aparte de su equipo, que Carlos quiere reducir al máximo, él y su esposa cuentan con un círculo de amigos que siempre han mostrado una fidelidad fuera de toda duda. Entre ellos están la hermana de Camilla, Annabel, experta en antigüedades, que fue una pieza fundamental en el desarrollo de su affaire; también Penny Knatchbull, amiga íntima de Felipe de Edimburgo; los duques de Wellington (el rey es habitual en su finca de España); Nicholas Soames, nieto de Winston Churchill; los primos de Carlos, David Linley y lady Sarah Chatto (ésta última comparte con el rey su pasión por la pintura), y la artista Catherine Goodman, amiga íntima de la pareja y cofundadora, con el monarca, de la Real Escuela de Dibujo.
Y es que Carlos, como hemos visto al principio de este artículo, pinta mucho. Lo hizo como príncipe y va a hacerlo como rey.