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El príncipe Guillermo sabe que la naturalidad es clave para triunfar. La princesa Diana se desvivía por sus hijos.

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A sus casi 40 años, el príncipe Guillermo tiene un importante reto por delante: planear cómo mantendrá a flote la Monarquía cuando le toque reinar, muy probablemente, en la segunda mitad del siglo XXI.

Y es, que por más que algunos medios británicos se empeñen en decir que el pueblo lo prefiere para suceder a Isabel II, su padre, Carlos, está deseando cumplir con el propósito para el que nació hace ya 73 años y, si nada cambia, será rey y hará reina a su segunda esposa, Camila.

Él mismo ha dicho siempre que, cuando esto suceda, modernizará la Corona, pero no deja de ser un hombre mayor y profundamente enraizado en el siglo XX, por lo que los expertos creen que la auténtica renovación llegaría con Guillermo... si es que no tiene que esperar otros 30 años para reinar.

Quiere ser un monarca cercano y empático

Según fuentes cercanas a Buckingham que han hablado para el diario británico "The Daily Mail", el duque de Cambridge y su esposa, Kate, ya tienen un trabajado proyecto que se ha empezado a materializar en el llamado "The Cambridge Way", es decir, "el estilo Cambridge", donde es notable la huella que dejó la princesa Diana.

Guillermo y Kate durante su reciente viaje al Caribe, en el que se mostraron más cercanos y divertidos que nunca:

Por encima de todo, Guillermo desea ser un monarca cercano al pueblo y a sus problemas y sabe, como sabía Diana, que es difícil empatizar desde un escenario o detrás de un atril.

"Quiere que sus discursos sean naturales y creíbles –comentan las fuentes de "The Daily Mail"–, aunque prefiere eventos en los que interactuar con la gente, antes que protagonizar actos diseñados a su medida y a la de sus palabras".

Más protagonismo de Kate

Otra de las ideas es evitar la acumulación de patrocinios para centrarse, como hacía su madre, en cuatro o cinco temas de su interés, como la salud mental de la infancia, un tema prioritario para él y para su esposa, Kate.

Ella es otra de las piedras angulares de la nueva estrategia. El príncipe es muy consciente de la popularidad de la duquesa, quien ha conseguido a pulso heredar el cariño del pueblo hacia Lady Di y, como ella, se ha plantado ante Buckingham para poder encargarse de la crianza de sus tres niños, aunque, a diferencia de Diana, cuenta con el apoyo de su marido.

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