El pueblo acompaña a la reina Isabel II en su viaje final
Cientos de miles de personas despidieron en Londres a la monarca más longeva del Reino Unido
Son días cargados de emociones para los británicos. La despedida de su reina, Isabel II, para muchos como una madre, ha calado hondo en el ánimo de sus súbditos que, a miles, han presentado sus respetos ante el féretro de la monarca en Edimburgo y Londres.
Será enterrada junto a sus seres más queridos
Los actos para despedir a la reina Isabel II, fallecida el pasado jueves 8 de septiembre en el castillo de Balmoral, han seguido estos días en el Reino Unido. Después de un lunes muy emotivo en el que miles de personas despidieron por las calles de Edimburgo a la monarca británica, los restos mortales de Isabel II regresaron a Londres, antes de llegar a su última morada, la capilla de San Jorge, en Windsor.
Allí están enterrados también los restos de sus padres, Jorge VI y la Reina madre; de su hermana, la princesa Margarita, y de su amado esposo, Felipe de Edimburgo, que murió el año pasado.
El féretro viajó de Balmoral a Edimburgo y de allí a Londres
Esta semana han pasado muchas cosas que permanecerán grabadas en la memoria de los súbditos de Isabel II, que saben que han vivido un importante momento histórico.
Dos días después del deceso de la soberana, su hijo Carlos protagonizó en Londres, en el palacio de St. James, su nombramiento como nuevo rey del Reino Unido, y, después, se activó la Operación Unicornio para trasladar los restos mortales de Isabel II desde el castillo escocés de Balmoral, donde murió, a la capital de Escocia, Edimburgo, concretamente a la residencia real de Holyroodhouse.
Siguiendo con el protocolo real para despedir a Isabel II, su ataúd fue trasladado a la catedral escocesa de St. Giles, donde permaneció 24 horas para que 26.000 escoceses pudiesen darle su último adiós.
El objetivo: que todos puedan despedirse de su querida reina
El siguiente paso fue llevar el féretro por aire –en un avión militar con la princesa Ana a bordo– hasta Londres, hasta su hogar en Buckingham Palace.
De ahí en una solemne procesión fúnebre, encabezada por Carlos III, sus hermanos y Guillermo y Harry se trasladó hasta Westminster Hall. Cuatro días, hasta el 19 de septiembre a las 6.30 de la mañana, permaneció allí su capilla ardiente para que cientos de miles de personas pudiesen, igual que ocurrió en Escocia, decir adiós a su reina más querida y longeva, con 70 años de reinado.
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