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Jaime Peñafiel: "Charlene intenta salvar su matrimonio donde Grace perdió la vida"

La princesa le ha pedido a Alberto mudarse del palacio a la residencia de Roc Agel, que fue el nido de amor de Rainiero y su esposa y el refugio favorito de los Grimaldi

Charlene lleva tiempo sufriendo problemas de salud y alejada de la vida pública. 

Jaime Peñafiel

El regreso de la esposa de Alberto de Mónaco al Principado, tras estar cuatro meses ingresada en una clínica de los Alpes, parecía anunciar el retorno a la normalidad de Charlene, a quien todos imaginábamos de vuelta en el palacio Grimaldi, para estar con sus hijos, Jacques y Gabriella, y su marido.

Y, sin embargo, la sudafricana ha elegido otro destino, más íntimo y privado, para seguir con su recuperación. Se trata de Roc Agel, la residencia veraniega de la Familia Real monegasca, situada en un marco idílico, en la localidad de Peille, y con unas fabulosas vistas al Principado.

Dicen que en este enclave Charlene siente la calma y la paz que siempre ha necesitado. Tanto es así que, según el semanario francés "Voici", le habría puesto un ultimátum a su marido: o le permite vivir de forma permanente en este enclave monegasco o se planteará pedirle el divorcio.

Charlene recibió el título de "novia a la fuga" días antes de su enlace con Alberto

En fin, se trata de un nuevo capítulo de una historia que comenzó el 2 de julio del 2011. Ese día yo fui testigo en Mónaco no sólo de la boda de una novia que se convertía en princesa de Mónaco, con el tratamiento de alteza serenísima; marquesa de Baux, duquesa de Valentinois, condesa de Carlades y baronesa de Saint-Lô, sino del enlace de una joven que recibió otro título, el de "novia a la fuga".

Ya que, tres días antes, había sido retenida en el aeropuerto de Niza cuando intentaba huir del Principado para no casarse con el príncipe soberano Alberto.

Como no consiguió escapar, la exnadadora se convirtió en protagonista de una boda que no fue de ensueño, sino de pesadilla. En ella, Charlene fue un mar de lágrimas, incapaz de frenar un llanto que comenzó cuando llegó a la improvisada capilla, en el patio de honor del Palacio Grimaldi, y acabó al salir de la catedral de Santa Devota, después de depositar su ramo nupcial.

Todo el mundo se quedó sorprendido por el llanto de la recién casada, que iba más allá de una emotiva felicidad. "Fue tan abrumador y hubo tantas emociones encontradas que, obviamente, la tensión se acumuló y rompí a llorar", explicaría después Charlene. 

Sin embargo, y según informaron varias fuentes al periodista que esto escribe, el intento de huida y las lágrimas de la novia se debían a que ésta se había enterado de que el hombre con quien iba a casarse ya era padre de dos hijos ilegítimos y que, además, había tenido otro con una amante durante su noviazgo.

Convertidos en marido y mujer, la frialdad con la que ella recibió los besos del príncipe no presagiaba nada bueno y, para empezar, haciendo realidad aquella sospecha, pasaron la luna de miel en Sudáfrica en camas y habitaciones separadas.

En su boda con Alberto, Charlene lloró durante casi toda la ceremonia. Fue un presagio de los problemas del matrimonio. 

Una residencia de no muy buen recuerdo para los Grimaldi

A pesar de años de distanciamiento, ausencias y los consecuentes rumores de crisis, avivados por el estado de salud de la princesa, su amor se ha mantenido a flote, sobre todo, gracias a la llegada, el 10 de diciembre de 2014, de los mellizos, Jacques y Gabriella.

Ahora, la pareja está atravesando un momento delicado a raíz del supuesto ultimátum de Charlene, que aún no ha marcado fecha de regreso a sus tareas oficiales y está decidida a continuar en Roc Agel, una residencia construida por el príncipe Rainiero en 1957, que fue su nido de amor con Grace y la residencia de verano de la familia. Pero también fue el escenario de una de las tragedias que más duramente han marcado a los Grimaldi.

El verano de 1982 tocaba a su fin. La princesa Grace y su hija Estefanía habían decidido reunirse en Roc Agel mientras el resto de la familia permanecía en el palacio. ¿El motivo? Hacía tiempo que las relaciones entre Grace y su hija no atravesaban por su mejor momento a causa del comportamiento y la rebeldía de la joven y, para intentar reconducir su conducta, la princesa decidió irse con ella a su casa preferida.

Izquierda, la casa de Roc Agel, donde Charlene se recupera de sus problemas de salud. Derecha, Grace y Rainiero en esa finca, que fue su nido de amor.

Roc Agel está ensombrecido por la mayor desgracia de los Grimaldi

La noche del 12 de septiembre, víspera del regreso al palacio, mantuvieron, al parecer, una fortísima discusión. Cuando se levantaron, el ambiente era tenso y en este estado se subieron al Rover, disponiéndose a cubrir los poquísimos kilómetros que separan la finca de Montecarlo.

Y, en una de las malditas curvas del trayecto, el coche se salió de la carretera para caer en un barranco de 40 metros de profundidad, dando varias vueltas de campana y comenzando a arder.

Cuando fueron rescatadas, madre e hija seguían con vida. Estefanía logró salir adelante, pero su madre no superó las lesiones cerebrales que sufrió y falleció a las 10 de la noche del 14 de septiembre.

Así que Roc Agel, que tanta felicidad les dio a los Grimaldi, acabó ensombrecido por esta desgracia. Queda por ver si este lugar será capaz de sacar del bucle de tristeza e infelicidad a Charlene, para que pueda superar los escollos de su vida matrimonial, que, por lo que se ve, no ha debido de ser un camino de rosas.