Jaime Peñafiel: "Froilán y otros auténticos reyes de las discotecas"
Aparte de Froilán, hay muchos 'royals' que, a lo largo de la historia, se han ganado a pulso la etiqueta de fiesteros, desde Eduardo VII hasta Pierre Casiraghi
Cuando Aitor Gabilondo escribió la serie 'Los Borbones: una familia real' (ATRESplayer), habló del padre de Felipe VI, el rey emérito, como de un hombre juerguista y mujeriego, algo que le ocurre a muchos miembros de las monarquías.
En la Casa Real inglesa, por ejemplo, tenemos al príncipe Felipe de Edimburgo. El esposo de la reina Isabel fue un gran aficionado a las noches de baile y siempre se le atribuyeron amantes, como la escritora Daphne du Maurier, madre de uno de sus ahijados, y Pat Kirkwood. Con esta actriz teatral pasó más de una noche en el club Les Ambassadeurs, en octubre de 1948, con Isabel a punto de dar a luz a su hijo Carlos.
Cierto que, antes de casarse con la entonces heredera, Felipe de Edimburgo ya era famoso por sus juergas nocturnas. Fue un auténtico rey de la noche en locales como el Variety Club, en compañía de su primo David Mountbatten, marqués de Milford Haven. Se comprende que la obstinación de Isabel por casarse con el príncipe griego preocupara a su padre, el rey. Y también a Felipe que, el mismo día de su boda, le dijo a un amigo: "No sé si estoy siendo muy valiente o muy estúpido".
La escapada nocturna de la reina Isabel
Frente al carrerón de su marido, a la reina Isabel II se le conocieron pocos devaneos nocturnos. El primero tuvo lugar en 1945. Tenía 19 años, salió con su hermana, Margarita, para celebrar el fin de la Segunda Guerra Mundial, y acabó bailando una inocente conga en el hotel Ritz. "Pobres queridas, nunca se han divertido", escribió su padre en su diario tras dejarlas marchar.
Pero el mayor juerguista de la familia inglesa es Andrés, a quien, siendo muy joven, la prensa ya bautizó como "Andresito, el cachondo" por su gusto por la vida alegre y las fiestas, aunque lo suyo más que juergas han sido orgías, tal y como ha destapado el escándalo Epstein. Al duque de York esta pasión le viene de su padre y también de su bisabuelo, Eduardo VII, hijo de la reina Victoria. Su vida fue una juerga casi ininterrumpida e incluso después de casarse con la princesa Alejandra de Kent su fama de príncipe noctámbulo le persiguió mientras vivió.
"Mi mujer me ha perdonado"
Otro royal amante de la noche es Carlos Gustavo de Suecia, cuya afición a los clubs clandestinos de Estocolmo y a las fiestas y orgías con strippers no es ningún secreto. Es más, tras la publicación de un libro desvelando esta faceta, el monarca sueco hizo unas declaraciones quitándole hierro al asunto. "Son cosas que sucedieron hace mucho tiempo. Mi mujer, la reina Silvia, me ha perdonado", dijo.
El rey Felipe y Froilán: dos comportamientos muy diferentes
¿Y nuestra realeza? Ahora que Froilán se ha ganado a pulso más de un titular por sus idas y venidas noctámbulas, he indagado acerca del pasado de su tío, el rey Felipe, y he descubierto que poco tiene que ver con el joven Marichalar.
En su juventud, cuando estudiaba en la Universidad de Georgetown, sí tuvo una época de ésas de irse de farra, y, precisamente, en una de esas escapadas nocturnas, conoció y se enamoró de la modelo norteamericana Giselle (Gigi) Howard, que le curó el mal de amores que le dejó Isabel Sartorius.
Anteriormente, a los 15 años, durante los veranos mallorquines, Felipe salía con sus hermanas, Elena y Cristina, para ir a la discoteca Clan. Según el periodista Marcos Torío, el tímido adolescente, a diferencia de sus hermanas, que se lanzaban a la pista de baile, se iba con el pinchadiscos a hacer sus pinitos como "dj". Su tema favorito era 'Ghostbusters', de 'Los cazafantasmas'. Las Infantas bebían zumo de melocotón o cócteles San Francisco, todo sin alcohol, e iban siempre acompañadas por dos mujeres policías que las seguían incluso al baño.
El hijo de Carolina, envuelto en una reyerta
Y vuelvo a Froilán, pero sólo para recordar que no es el primer royal que acaba sus fiestas con altercados. En el 2012, Carlos Felipe de Suecia salía con Sofia Hellqvist de una disco de Cannes cuando, sin que hubiera un motivo claro, un hombre le agredió.
Ese mismo año, resultó herido en el club Double Seven de Nueva York Pierre Casiraghi. Tenía 24 años y protagonizó una reyerta con el expropietario de ese local por una botella de vodka de 500 euros y por insultar a varias modelos. Acabó en el hospital por las heridas que sufrió en la cara.