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Diego Armando Maradona, adiós a la gran leyenda del fútbol

El Pelusa ha fallecido a los 60 años tras una vida marcada por el éxito y las drogas. Conoce su interesante vida

El futbolista vivió una vida de lo más intensa.

E.M

Diego Armando Maradona Franco nació el 30 de octubre de 1960 en Lanús (Argentina). Fue el quinto (y primer varón) de los ocho hijos de Diego, un humilde obrero de una fábrica de triturado de huesos y gran aficionado al fútbol, y Dalma, que criaron, con muchas fatigas, a su prole en Villa Fiorito, un paupérrimo arrabal del gran Buenos Aires.

Empezó en el fútbol desde pequeño

Diego tenía 3 años cuando le regalaron su primera pelota de fútbol y, con 9, jugaba en el Estrella Roja, el equipo del barrio que dirigía su padre. De allí, pasó a Los Cebollitas, formación infantil del Argentinos Juniors.

Cuando era niño, con sus padres y algunos de sus hermanos.

«Me bastaron dos o tres toques de balón para darme cuenta de que estaba delante de un fenómeno», comentaría años después el entrenador del joven Maradona, que estudió en el colegio Avellaneda, pero no llegó a terminar la secundaria porque se pasaba las horas haciendo juegos y malabares con la pelota. Cuando tenía sólo 10 años, apareció por primera vez una nota sobre él en el diario «Clarín», en la que se hablaba de «un pibe con clase de crac». No iban nada desencaminados.

Desde muy temprano, Maradona supo que el fútbol era lo suyo.

Del Boca Juniors a ser un crack en el Barça

Fichado por el Argentinos Juniors, Diego debutó en la primera división en 1976, 10 días antes de cumplir 16 años y marcó su primer gol pocos días después, el 14 de noviembre. «Ese día toqué el cielo con las manos», diría después.

Vistiendo la camiseta albiceleste de la selección argentina.

En 1981, consiguió su primer sueño: fichar por el Boca Juniors, su equipo del alma. El estadio de La Bombonera se llenaba cada domingo para ver a aquel muchacho bajo, de potentes piernas y tupida melena rizada que hacía magia con el balón. Pero la alegría les duró poco y el club bonaerense vendió a Maradona por 1.200 millones de pesetas al F. C. Barcelona, una cifra sencillamente astronómica en aquellos años.

El 4 de junio de 1982, miles de personas fueron a la presentación del Pelusa en el Camp Nou, sin saber que el paso del jugador argentino por el club catalán iba a ser tan breve como polémico.

Durante su corta etapa como jugador del Barça, donde no triunfó.

Rebelde y "alérgico" a la disciplina del vestuario, Maradona tuvo que hacer frente a una hepatitis que le tuvo varios meses de baja y sufrió la fractura de un tobillo, por la que muchos pensaron que Diego no volvería a jugar. Pese a los malos pronósticos iniciales, se recuperó y ayudó a los azulgranas a ganar varios títulos.

Fue en la Ciudad Condal donde el Pibe cometió el que, años después, él mismo calificaría como el peor error de su vida: empezó a consumir drogas. "Una raya y me sentía como Superman", explicó en una ocasión.

Su indisciplina, la falta de integración en el Barça y la ruina en la que le dejó su amigo y primer representante fueron las claves de su salida de Barcelona.

Dos goles míticos que valieron un Mundial

Fichado por el Nápoles, que pagó la friolera de 7 millones de euros, el argentino fue recibido en esa ciudad del sur de Italia como un ídolo. Y él, que se identificó con aquella afición que le recordaba a la gente de su tierra, cumplió con las expectativas: consiguió que aquel humilde equipo ganara dos Scudetto (el equivalente italiano a la Liga).

En 1986, la selección argentina obtuvo el Mundial en México en un partido contra Inglaterra con dos goles de Maradona que hicieron historia: "la mano de Dios" y "el gol del siglo".

El gol llamado "la mano de Dios", clave para que Argentina ganara el Mundial de México-86.

Amigo de un mafioso, que le proveía de coca

Y mientras la carrera deportiva de Maradona empezaba a tener la dimensión de otras grandes leyendas del balompié, la vida personal del futbolista iba por derroteros muy diferentes. Al poco de haber llegado a Nápoles, Diego se hizo amigo de uno de los jefes de la Camorra, que le subministraba la cocaína y se convirtió en su protector.

Un año después, era un adicto total. Se dice que llegó a consumir el polvo blanco en el baño del papa Juan Pablo II durante una audiencia privada que el Pontífice concedió al Nápoles.

Otra de las grandes adicciones del deportista eran las mujeres. Según su chófer, Maradona se acostó durante la época italiana con más de 8.000. Una de ellas era Cristina Sinagra, que, en 1986, apareció en televisión para decir que era madre de un hijo del futbolista, Diego. Maradona no lo reconoció y, de hecho, no lo haría hasta que el joven tuvo 29 años.

Pese al escándalo, tres años después, Maradona se casó en Buenos Aires, en una boda faraónica, con Claudia Villafañe, su novia de toda la vida y con la que tuvo dos hijas: Dalma Nerea (1987) y Gianinna Dinorah (1989).

Con Claudia Villafañe y sus hijas Dalma y Gianinna.

Detenido por una Brigada de Narcóticos

El Mundial de 1990 supuso el final del idilio entre el jugador y Nápoles. Sus indiscreciones, salidas de tono y adicciones empezaron a salir a la luz pública y, a principios de 1991, su nombre apareció asociada a una red de tráfico de drogas de la Camorra.

Poco después, un control anti-dopaje tras un partido reveló que había consumido cocaína y lo sancionaron a 15 meses sin poder jugar. No acabó ahí su caída en desgracia. Al poco, fue detenido por una Brigada de Narcóticos en su casa de Buenos Aires.

En 1992, fichó por el Sevilla. Gordo, lento, sin chispa y con un carácter que seguía siendo difícil y visceral, su rendimiento como jugador fue nulo y no acabó la temporada en la capital hispalense, por lo que regresó a Argentina.

Desde hacía años acarreaba graves problemas de salud.

Problemas del corazón y una reducción gástrica

Seguía enganchado a los estupefacientes y su rendimiento era tan irregular que, en octubre de 1997, tras su enésimo positivo en drogas, anunció su retirada definitiva.

En los siguientes años, engordó hasta llegar a los 120 kilos y su salud se vio seriamente afectada. En el 2000 estuvo al borde de la muerte por una crisis coronaria. Cuando se repuso, aceptó la oferta del presidente cubano, Fidel Castro, de instalarse en La Habana para desintoxicarse.

Tras otros sustos más, nuevas estancias en clínicas para superar sus adicciones y una operación de reducción de estómago, le ofrecieron en el 2005 conducir un programa de televisión en el que, con el título de "La noche del 10", entrevistaba a gente tan conocida como Pelé, Lionel Messi, Raffaela Carrá (a la que Diego consideraba una de sus mejores amigas) o Mike Tyson, entre otros.

Maradona disfrutó mucho con el programa que conducía.

Dos años antes se había separado de su esposa y había iniciado una relación amorosa con Verónica Ojeda, que fue madre de otro de sus hijos: Diego Fernando. Unos años después, reconoció como hija a Jana, la niña nacida en 1996 de su relación con Valeria Sabalaín.

Con Verónica Ojeda, con la que tuvo una relación de diez años y que es madre de otro de sus hijos: Diego Fernando.

Idolatrado en Argentina, donde algunos de los más fanáticos del jugador crearon la Iglesia maradoniana, uno de los últimos escándalos que protagonizó fue la denuncia contra Rocío Oliva, su última pareja, a la que acusó de haberle robado objetos por valor de 400.000 dólares cuando vivían en los Emiratos Árabes. Ella, por su parte, le denunció por violencia de género.

Rocío Oliva, su última novia conocida, con la que mantuvo un relación muy turbulenta.

Un documental sobre su oscura vida

El año pasado se estrenó en España la película documental "Diego Maradona", una nueva e interesante mirada sobre los clarososcuros de los años que vivió en Nápoles. "Diego fue responsable de su propia caída, pero hay que comprender la presión a la que estuvo sometido y lo complejo de la vida napolitana. Su adicción a las drogas truncó su vida", contó el director del documental. Al exfutbolista no le gustó demasiado lo que se contaba en ella.

Cartel de la película documental que repasa sus turbulentos años en Nápoles.

Problemas de salud que han acabado con su vida

Unos días después de cumplir 60 años, Diego Armando Maradona tuvo que ser operado de urgencia de un hematoma en el cerebro que se le detectó por la mañana durante una revisión médica. La estrella del fútbol argentino se encontraba anémico, deshidratado y con el estado anímico por los suelos, pero la operación salió bien y el Pelusa descansaba en su casa de Buenos Aires, donde se recuperaba.

Hasta que un paro cardíaco acabó con su vida el 25 de noviembre de 2020, sin que nada se pudiera hacer por salvarlo.

Una vida de excesos que al final le ha acabado pasando factura a un astro que, sin lugar a dudas, ocupa un lugar de honor en la historia del fútbol.