A la sal, al horno, a la donostiarra, a la plancha… hay muchas maneras de preparar este delicioso pescado blanco que aporta cantidad de beneficios, además, la lubina es baja en grasas por lo que ayuda a controlar los kilos de más.
Ayuda a mantener la anemia bajo control gracias a su alto contenido en hierro (más alto incluso que un solomillo de ternera). También es una fuente generosa de calcio y fósforo, por lo que es genial para los huesos y la memoria, al igual que el fletán.
Y por si todo esto parecía poco, apunta también su «efecto antiedad» gracias a la dosis de vitamina E que aporta, ayudando a protegerte de enfermedades degenerativas.
Más por menos: la lubina de piscifactoría, mucho más barata que la salvaje, está libre de anisakis, el parásito responsable de gastroenteritis y posibles alergias.