La mandarina, el cítrico preferido de la mayoría de los niños debido a su dulzor y a su escaso grado de acidez, inunda los estantes de las fruterías hasta principios de marzo. La facilidad con la que se transporta y retira la piel es otro motivo más para tener el frutero lleno de mandarinas. Así como sus múltiples beneficios:
La mandarina es muy rica en ácido fólico, un nutriente que potencia la fertilidad y que es esencial para la salud de la embarazada y del feto. Además, esta fruta cardioprotectora te ayudará, entre otras cosas, a controlar el colesterol y a mejorar el estado de salud de los vasos sanguíneos, algo importante si eres hipertensa o fumas.
Gracias a su riqueza en vitamina C, favorece la formación de colágeno, una sustancia básica para tener unas articulaciones (y una piel) más resistentes a los efectos del paso del tiempo. Además, es un diurético de excepción (como el kiwi).
Más por menos: el zumo de esta fruta mezclado con agua y bicarbonato puede hacer las funciones de una bebida isotónica. Si haces deporte, recurre a este rehidratante natural, más barato y ¡mucho más saludable!