Alaska: “Nunca he sido una jovenzuela, ni a a los 15 años”
La cantante, que cumple diez años de casada con Mario Vaquerizo, saca nuevo disco
El pasado 27 de mayo se cumplían diez años de que Olvido Gara, más conocida como Alaska, y Mario Vaquerizo se dieran el sí quiero, por lo civil, en un registro de la ciudad de Madrid. Dos años antes, la pareja se había casado en Las Vegas y revalidaban con esta segunda ceremonia su amor. Desde entonces, han tenido muchos encontronazos porque los dos tienen un carácter fuerte, pero saben gestionar sus enfados y han conseguido seguir adelante como pareja.
Alaska estrena nuevo disco
A sus 57 años, la artista mexicana ha sacado al mercado su nuevo disco, “Existencialismo pop”, del que forma parte el single “Momentismo absoluto", que refleja su manera singular de ver y afrontar la vida: viviendo el presente.
PRONTO: ¿Cómo estáis viviendo la pandemia Mario y tú?
ALASKA: De manera muy distinta. Yo estoy muy tranquila en casa, sin necesitar ver a más gente que el entorno inmediato, pero Mario lo pasó muy mal, siente mucha tristeza cuando ve las calles vacías, los problemas laborales… Yo soy más ermitaña que mi marido.
P.: ¿Compartís el mismo espíritu juvenil?.
A.: Nunca he sido una jovenzuela, ni cuando tenía 15 años. Fui y soy más calmada, seria, tranquila, planificadora. No tengo el espíritu joven de mi madre, que tiene ya 92 años, o de Mario.
De hecho, tal y como Mario confesó recientemente a tu Revista Pronto, él y su suegra se llevan de maravilla.
P.: ¿Cuál de los dos tira más del otro?
A.: Mario es un hombre que tira de todo el mundo, de sus padres, de mí, de los amigos íntimos. Es un padre de familia para todos.
“Mario es un volcán”
P.: Has dicho que con el único que le serías infiel a tu pareja es con Quim Gutiérrez…
A.: Lo de ser infiel lo digo de guasa, porque Quim es un amigo nuestro y siempre ha sido un chico guapísimo y encantador. Mario no es celoso y yo no le doy motivos para serlo.
Aunque asegura que no sabe si, a estas alturas de la vida, perdonaría o no una infidelidad, Alaska reconoce que a su marido le une una misma manera de ver la vida, pero les separa el carácter. “Yo me guardo los enfados para dentro y él los exterioriza como un volcán”, explica.