Después de cinco meses sin querer saber absolutamente nada ni de Gabriela Guillén ni de su hijo, Bertín Osborne -aconsejado por un mediador- habría decidido llegar a un acuerdo amistoso con la paraguaya y paralizar la demanda de paternidad que interpuso tras el nacimiento del bebé, llevando el asunto de las pruebas de ADN de modo privado y sin la intervención de la justicia.