Carmen Sevilla: así es su día a día en la residencia donde vive
Aunque el Alzheimer va borrando sus recuerdos, ella está tranquila y no sufre. Hace gimnasia, contempla el jardín de la residencia donde vive y recibe las visitas de su hijo y su amigo Moncho
"La música es el corazón de la vida", decía el compositor y pianista Franz Liszt. Y no le faltaba razón, ya que las canciones tienen el poder de evocar recuerdos del pasado y hacernos revivir instantes y emociones a través de una simple melodía. Afirman los expertos que las áreas cerebrales claves relacionadas con la memoria musical se ven poco afectadas por enfermedades como el Alzheimer, de manera que los recuerdos musicales suelen mantenerse en los pacientes con esta enfermedad neurodegenerativa.
Y si algo ha habido en la vida de Carmen Sevilla es música. Por eso, aunque lleve ingresada en la residencia Orpea de Aravaca desde el 2015, después de que en el 2009 le diagnosticaran Alzheimer, es probable que cuando escucha una canción, la nebulosa de la enfermedad se diluya y permita que algún recuerdo feliz de su vida la haga sonreír e ilumine, como solía ocurrir, su rostro y su mirada.
Sus millones de admiradores no se olvidan de ella
El día de su 92º aniversario, el pasado 16 de octubre, no faltó a su cita con la expresentadora de 'Cine de barrio' Moncho Ferrer, su mejor amigo, el que siempre la visita y comparte con ella silencios, sonrisas y quién sabe si, de vez en cuando, unos segundos de claridad, en los que el olvido da paso a un destello, una imagen perdida, de lo que fue su vida.
"Visité a Carmen el día de su cumpleaños, le llevé un ramo de flores y una cajita de caramelos, que le gustan mucho. Y le puse una canción, 'La bella de Cádiz'. Cuando la escuchaba, me miraba muy sorprendida…", explicó Moncho.
Quién sabe si esos acordes le regalaron, en un día tan señalado, algún recuerdo de su pasado que hizo felices a millones de admiradores que no se han olvidado de ella.
"Está en una habitación con todas las comodidades"
PRONTO: ¿Cómo encontraste a tu amiga?
MONCHO FERRER: La vi estable, la cuidan como a una reina y, a pesar de la enfermedad, está estupenda, muy guapa. La quiero muchísimo, nos conocemos desde 1985, cuando coincidimos trabajando, y, desde entonces, somos íntimos amigos.
P.: ¿Carmen se vale por sí misma o la llevan en silla de ruedas?
M. F.: Necesita ayuda. Pero vive en una habitación con todas las comodidades. La peinan, la asean, la miman… Cada 20 minutos la visita una enfermera. Ella pasa horas sentada junto a la ventana, mirando al jardín, porque tiene muy buenas vistas.
Este año en la celebración que acompaña a esta jornada no pudo estar su hijo, Augusto, que prefirió acercarse otro día para evitar la presencia de los reporteros, que le esperaban ese día. Pero Moncho y parte del personal sanitario de la residencia le cantaron el 'Cumpleaños feliz' a la artista y le llevaron regalos.
"En la residencia la quiere todo el mundo"
P.: ¿Carmen también canta o se limita a escuchar?
M. F.: No canta. Ella se queda mirando mientras suena la música con un semblante muy dulce. Entonces me coge la mano y la aprieta. Ya no reconoce a nadie, pero en su fuero interno siempre le surge ese impulso de acariciar. Yo se lo devuelvo con besos. En la residencia la quiere todo el mundo.
La vida de Carmen es ahora muy diferente de lo que fue. No olvidemos que ella es un icono de nuestro cine, una pionera en dar el salto a Hollywood –lo hizo en 1961, con 'Rey de reyes'– y una mujer que enamoró a Frank Sinatra, Cantinflas y a Marlon Brando.
En sus cumpleaños solía celebrar una cena en un conocido restaurante madrileño, en el que reunía a su hijo, a sus familiares y a sus amigos más íntimos en un ambiente lleno de alegría.
Hoy, sus rutinas son otras, pero la mantienen activa y viviendo en un entorno dominado por el sentimiento de tranquilidad, que tanto necesita. En su día a día, Carmen se levanta temprano y las cuidadoras la ayudan a lavarse y arreglarse, algo que debe seguir agradando a la artista, porque sigue siendo una mujer tremendamente coqueta.
Su hijo la visita todas las semanas
Hasta que no está peinada y ella se siente bien con su aspecto, no sale a dar un paseo por el jardín de la residencia, un establecimiento que, según 'El Español', cuesta 4.000 euros mensuales. "También hace ejercicios de gimnasia y se da una vueltecita por el centro, que es una maravilla. Ya firmaríamos todos por estar así cuando seamos mayores", comenta Moncho.
Las tardes son más tranquilas, y ve la tele o se sienta junto a la ventana para contemplar las maravillosas vistas que tiene de las afueras de Madrid.
Muchas veces, como hemos dicho, recibe la visita de Moncho, pero también de familiares de otros enfermos, que se pasan por su habitación para estar un ratito con ella y transmitirle el cariño que le tienen.
Quien también la visita regularmente es, evidentemente, su hijo, Augusto Algueró Jr., de quien Moncho asegura que se preocupa muchísimo por el estado de su madre. Suele acercarse todas las semanas, algunas veces va con sus dos hijos y otras solo. "Estoy un rato allí, pero desgraciadamente, hace tiempo que mi madre no me reconoce. Es una situación muy dura", ha comentado recientemente. Sin embargo, Augusto explica que, al margen de su enfermedad, su madre "está estupenda".
Ése es también nuestro deseo, por eso, desde estas páginas, le mandamos un gran abrazo a ella y a su familia y, si fuera posible, le enviaríamos una de sus canciones, en busca de ese instante de alegría en el que algún recuerdo nacido de la música le devuelva la sonrisa. Porque queremos ser su memoria y mantener su vida y sus éxitos en el lugar que le corresponde. En el presente.