Exclusiva: Colate Vallejo-Nágera nos cuenta cómo es la vida en el Juan Sebastián de Elcano
Charlamos en exclusiva con Colate Vallejo-Nágera, quien se embarcó en el Juan Sebastián Elcano para iniciar un período de instrucción en una travesía alrededor del mundo. La misma que ahora ha emprendido la princesa Leonor
Fue el 18 de diciembre de 1996 cuando un joven recluta, Colate Vallejo-Nagera, por aquel tiempo haciendo el servicio militar en la Marina, se embarcaba en el Juan Sebastián Elcano para iniciar un período de instrucción en una travesía alrededor del mundo. La misma que ahora ha emprendido la princesa Leonor.
Colate la recuerda como “la mejor experiencia de mi vida, aunque en la primera parte del viaje lo pasé muy mal porque navegamos por la zona en la que se juntan el mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, y había un cruce de vientos muy fuertes. Fue una prueba de fuego para todos los tripulantes, muchos se mareaban".
Colate hizo "la mili" en Marina, lo que le dio la oportunidad de embarcarse en el buque escuela durante seis meses.
PRONTO.: ¿A qué hora suena la orden para despertaros?
COLATE.: A las siete menos cuarto de la mañana suena Diana y todos nos tenemos que levantar. Incumplir las normas tiene su castigo.
P.: ¿Con cuántos marineros compartías camarote?
C.: Ahora creo que lo comparten cuatro o cinco, pero en mi época éramos unos sesenta durmiendo en la misma sala. Muchos se duchaban a primera hora, pero las duchas estaban masificadas y yo prefería hacerlo por la tarde, cuando había menos jaleo.
P.: Evidentemente, allí os distribuían por categorías.
C.: Sí, desde el comandante del barco hasta los oficiales, los guardiamarinas y los marineros. Las jerarquías se respetan muchísimo.
P.: ¿Os dejaban llevar efectos personales?
C.: Pocos, porque las taquillas eran muy pequeñas y cabían pocas cosas. En el barco nos poníamos ropa de faena, y cuando atracábamos en los puertos, los uniformes.
P.: ¿Qué tal era vuestra comida?
C.: En el desayuno nos daban café, leche, tostadas con mantequilla y galletas. Y en las comidas, desde cocido a espaguetis o arroces. Los alimentos frescos se servían en los primeros días, después se echaba mano a los congelados.
P.: ¿Qué funciones desempeñabas a bordo?
C.: Era timonel. Estaba siempre en el puesto de mando trabajando. Y tenía que hacer guardias de ocho horas, unos días por la mañana y otros de noche. En concreto, yo desempeñaba las funciones de timonel señalero, que incluían mantener el departamento lo mejor posible.
P.: ¿Es cierto que había una banda de música?
C.: Sí, cuando se arriaba la bandera tocaban temas ceremoniales, y también actuaban en fechas muy señaladas.
Con su hijo junto al timón del Elcano.
P.: El apartado de entretenimiento ha cambiado mucho.
C.: Yo veía la televisión o escribía cartas a los míos. Ahora todo ha evolucionado con la aparición de las redes sociales, las tablets… Yo asistía a Misa los domingos, leía mucho, ocupaba los ratos libres lo mejor que podía.
P.: ¿En qué lugar tuviste mayores problemas?
C.: Cuando tenía que colocar las pequeñas banderas en lo alto del mástil. Ten en cuenta que era una ascensión de cincuenta metros con el barco bamboleándose.
P.: La princesa Leonor pasó con nota esa prueba.
C.: Aluciné al ver lo bien que lo hizo. Pero ella no llegó hasta arriba del todo, aunque le tocará hacerlo a lo largo del viaje. La veo muy preparada para esta travesía, estoy sorprendido por su actitud tan positiva en el barco. Muy poca gente se atreve a hacer lo que ella. Tiene una actitud excelente, una buena preparación física y mental que a muchos les falta.
