Antiguamente se decía eso de que los toreros están hechos de otra pasta, porque las recuperaciones de sus cogidas o accidentes siempre han sido muy rápidas, y Curro Romero acaba de demostrar que este dicho, una vez más es cierto., El pasado 24 mayo, el matador sufría un accidente doméstico en su hogar que se saldaba con una fractura de la cadera y la cabeza del fémur. Curro tardó varios días en acudir al hospital y, finalmente, fue intervenido el 29, cinco días después de su aparatosa caída.