Entrevista exclusiva con las gemelas de 'First Dates', que nos cuentan sus secretos
Marisa y Cristina Zapata tienen 44 años, son extremeñas y actrices y comparten un TOC, un trastorno mental que llevó a la mayor a pensar en el suicidio
Su labor va más allá de acomodar a los comensales o servir vino. Más que camareras, las gemelas Marisa y Cristina Zapata se consideran 'celestinas' de 'First Dates', pues con su simpatía y buen rollo intentan que las citas televisadas del programa de Cuatro lleguen a buen puerto.
Las gemelas de 44 años nacieron en Fregenal de la Sierra, un pueblo de 5.000 habitantes de Badajoz, y llevan "una vida y una profesión paralelas", dicen. Pero no sólo comparten una unión especial y éxitos, ambas también sufren una enfermedad mental desde pequeñas, un TOC que con la edad se fue agravando hasta poner su vida en riesgo y que no quieren ocultar, pues son conscientes de lo importante que es visibilizar los problemas mentales.
"Nuestra unión es muy especial"
La mayor, por quince minutos, es Marisa, que explica que su relación desde pequeñas ha sido "muy intensa". Tienen un hermano mayor, David, y aunque reconocen que lo quieren mucho, la relación no es igual. "La unión que tenemos nosotras es especial", afirma rotunda.
PRONTO: ¿Qué rol cumple cada una en este dúo?
MARISA ZAPATA: Yo soy la gemela persuasiva, la más echada para adelante, la que más chistes hace y la más arriesgada.
CRISTINA ZAPATA: Yo soy la gemela más dulce, tanto en lo físico como en la forma de tratar a los demás, soy la princesita. Pero después también soy extrovertida y divertida, aunque siempre he tenido más dudas o miedos, y la fuerza de Marisa ha sido vital para mí para agarrarme a ella y luchar por lo que quiero.
"Nos hemos cambiado en alguna cita"
P.: ¿Le habéis sacado partido a vuestro parecido para hacer gamberradas, como cambiaros en exámenes o en alguna cita?
M.Z.: Alguna cosita hemos hecho, ja, ja, ja. Mi hermana se sacó el carnet de conducir antes y yo hacía prácticas con el suyo, ja, ja, ja. Y con los chicos alguna vez nos hemos cambiado en una cita, con 18 o 19 años. Pero nada serio.
P.: ¿De pequeñas ya teníais los mismos sueños profesionales?
M.Z.: Sí. Lo primero que quisimos ser fue cantantes, pero también nos gustaba la interpretación.
C.Z.: Siempre deseamos ser artistas.
M.Z.: Pero en un pueblo como el nuestro era un sueño inalcanzable. Y nos fuimos a Sevilla a estudiar. Mi hermana era más reacia a marcharse del pueblo, pero me siguió.
P.: ¿Cuál fue vuestro debut?
C.Z.: Fue en el año 1999 con 'El sueño de una noche de verano', en el Festival de Teatro Clásico de Mérida.
Cristina: "Estoy soltera, pero me gustaría encontrar el amor"
M.Z.: Nuestra carrera ha sido básicamente conjunta, aunque alguna vez hemos trabajado separadas. Juntas cantábamos en bares, nos cogieron como presentadoras de un programa infantil en Canal Sur y hemos hecho ficción y entretenimiento. Y alguna vez hemos competido por papeles en teatro, y unas veces se lo ha llevado mi hermana y otras yo.
P.: ¿Y no ha habido piques o celos?
M.Z.: No, para nada. Al final todo se queda en casa. Y las envidias y las zancadillas no van con nosotras.
P.: ¿Ligáis mucho en el plató?
M.Z.: ¡Ahí ligamos todos! Hasta Sobera, Matías o Lidia. Te dicen cosas y te lanzan piropos, o nos escriben por Instagram para tener una cita, pero de momento no hemos mezclado el amor con el trabajo. Yo, además, tengo pareja.
C.Z.: Yo estoy soltera, ¡pero quiero encontrar el amor! Hace años me propusieron tener una cita en plató y dije que no. Ahora no lo descarto, me apetece encontrar a una persona.
"Llegué a agredirme a mí misma"
P.: Habéis dicho que el programa ha sido una tabla de salvación de vuestra enfermedad, pues ambas padecéis un TOC, un trastorno obsesivo compulsivo.
M.Z.: Nos hemos sentido superapoyadas por todo el equipo. Este trastorno lo sufrimos desde pequeñas, pero a medida que han pasado los años, ha ido a más y a los 40 yo llegué a tener pensamientos suicidas. De hecho, mis padres me han dado la vida dos veces porque tenerlos a ellos me dio fuerza: "¿Cómo me voy a quitar la vida si mis padres están vivos?", pensé. Y hago un llamamiento a los responsables de la salud mental en España porque no es posible que habiendo 600.000 afectados de TOC en nuestro país, no exista una unidad especializada.
P.: ¿Qué tipo de TOC sufrís desde niñas?
M.Z.: Teníamos comportamientos raros. Si salía sin Cristina, le tenía que contar exactamente todo lo que había hecho. Eso se fue agravando. Cuando tenía una relación y se acababa, le daba muchas vueltas y contaba compulsivamente a mis amigas todo y, de la misma manera, tenía que repetirlo una y otra vez. Era un constante ir y venir de pensamientos repetitivos, de verificación, y también destructivos, que no me dejaban vivir. Me llegué a agredir a mí misma, me daba golpes contra el armario por desesperación. Con el sufrimiento físico trataba de mitigar el mental. Llegué a estar ingresada en la López Ibor. No sé qué hubiera pasado sin el apoyo de los míos. Además, hace un año encontré al psicológico Rafael Santandreu, que explicaba en su último libro una técnica para salir del TOC. Gracias a él, mi vida ha mejorado.
C.Z.: Y otra cosa que nos ha ayudado mucho es hacer deporte y leer, concentrarnos en el aquí y ahora, y todo el amor que hemos encontrado en 'First Dates'.