¡Exclusiva! Emma García nos desvela su pasado más oculto
La presentadora, rostro habitual de Mediaset desde hace dos décadas, empezó su carrera en el periódico de la universidad
Desde su infancia tuvo muy claro que iba a ser periodista, aunque quizás los sueños de esa niña jamás se atrevieron a llevarla tan lejos como la han conseguido elevar a nivel profesional sus ganas de superarse, su continuo atrevimiento y su inagotable pasión. Nacida en el municipio guipuzcoano de Villafranca de Ordizia hace 48 años, Emma García no ha dejado de encadenar proyectos, de exprimir su talento en diferentes facetas y de aprender y superarse continuamente.
Fue reportera en la guerra de Bosnia
Discreta y muy volcada en su familia, en unos meses la vasca cumplirá dos décadas en Mediaset, 20 años en los que la hemos visto abordar formatos muy diferentes. De su carrera y de su parte más íntima y personal hemos hablado con Emma para conocer más a fondo a esta periodista de raza que ya es un rostro indispensable de nuestra televisión.
PRONTO: Emma, ya vas camino de los 20 años trabajando como presentadora en Mediaset.
EMMA GARCÍA: ¡Madre mía, entre que ya me han puesto la vacuna porque me tocaba y los 20 años en Mediaset, esto suena fatal, ja, ja, ja! Pero estoy muy, muy contenta.
P.: ¿Cómo fue tu experiencia de reportera de guerra en Bosnia?
E.G.: Me fui con todos los veteranos de las agencias y periódicos, excepto otra chica que también se coló como becaria, y fue una experiencia maravillosa.
P.: ¿Cómo era esa Emma que se iniciaba en la profesión en un entorno tan hostil?
E.G.: A esa edad, sin terminar la carrera, no veía ningún peligro, sólo quería pasarlo bien, disfrutar y aprender. Allí coincidí además con Manu Leguineche, que, para mí, era mi ídolo, una persona a la que admiraba mucho. Coincidir con él fue muy bonito.
P.: ¿Crees que cubrir conflictos armados te dio tablas para lidiar con otras "guerras" a las que te enfrentarías en Mediaset, bien las protagonizadas por famosos o las de los jóvenes lidiando por encontrar el amor?
E.G.: Fíjate, en Bosnia me di cuenta de lo que era ser un reportero de guerra porque los que estaban allí realmente no habían ido como becarios sólo unos días como yo y descubrí que era durísimo. Pero vaya, que si me hubieran vuelto a mandar a una zona de conflicto armado, hubiese ido, porque, a esa edad, no me paraba nada ni nadie.
"En “A tu lado” querían que aparentase más edad"
P.: Y la casualidad quiso que metieses un pie en Mediaset para hacer de reportera en el programa "Qué punto" en Telecinco.
E.G.: Sí, estando en la tele de Pamplona una persona que venía mucho a Madrid me dijo que necesitaban una reportera en "Qué punto" de Telecinco. El programa no sabían cuánto iba a durar, porque era de verano y no iba bien. Me lancé y me vine a Madrid, pero el programa duró tres semanas. Es verdad que aproveché y me moví, envié muchos currículums y acabé haciendo una prueba para el canal Cinemanía de Canal+. Así que terminé un viernes en "Qué punto" y el lunes siguiente ya empecé en Cinemanía. Allí estuve unos meses donde aprendí muchísimo y me dieron por todos los lados, ja, ja, ja, pero me llamaron de ETB y me fui.
P.: Tu primera gran experiencia televisiva fue "Ésta es mi gente, en ETB, pero en Telecinco enseguida se fijaron en ti y, en el 2002 volviste ya para quedarte.
E.G.: ¡Afortunadamente es que no he parado! Y de nuevo se produjo ese rasgo común que ha definido mi carrera: un viernes terminé en ETB y el lunes estaba ya en directo en "A tu lado". Fíjate.
P.: ¡No te daría tiempo ni de mudarte!
E.G.: Nada, me cogí un hotel para el fin de semana en Madrid y luego ya me busqué la vida. Antes de salir el lunes en directo sólo hicimos un minipiloto el domingo. Fue una experiencia muy intensa pero muy gratificante porque aprendí muchísimo y rápidamente.
P.: ¿Qué fue lo mejor y lo más complicado de esa época?
E.G.: Lo más complicado es que no me daba tiempo a hacer nada: iba de casa al programa y del programa a casa. Me acababa de casar, mi marido estaba en Donosti y yo aquí.
P.: ¿Viviste muchos momentos "tierra, trágame"?
E.G.: La verdad es que vivimos absolutamente de todo porque fue un programa en directo durante más de cinco años y sin mucho límite a veces a la hora de que los colaboradores hablaran. Ellos eran unos veteranos y yo era una niña. Una de las cosas graciosas era que querían que yo aparentase más edad y le pedían a la maquilladora y a la peluquera que me pusiesen más mayor, y yo no lo entendía... En esa época me quedé embarazada, di a luz… Fueron cinco años muy importantes en mi vida.
"En “Viva la vida”he descubierto a las Campos"
P.: ¿A qué colaboradores recuerdas con más cariño? ¿Surgió amistad con algunos de ellos?
E.G.: Soy amiga de Marisa Martín Blázquez, que fue la primera a la que conocí en el programa, pero también coincidí con Diego Arrabal, Kiko Matamoros… No tengo una estrecha amistad con todos, pero sí con la mayoría.
P.: Tu siguiente etapa profesional no tenía como protagonistas a famosos sino a jóvenes en busca del amor. ¿Qué destacarías de la Emma de "Mujeres y Hombres y Viceversa"?
E.G.: Fue un programa rompedor absolutamente. A mí me encantó volver a recordar cuando estás despertando a muchas cosas, cómo se experimenta todo a partir de los 18 años. Estuve diez años en el programa y vi cómo cambió mucho en su transcurso. Todavía considero como a mis niños a quienes pasaron por allí, no lo puedo evitar.
P.: ¿Cómo valoras tu etapa actual en "Viva la vida"? ¿Qué es lo que más te llena del programa?
E.G.: Digamos que ha vuelto la Emma de "A tu lado" con una experiencia y más programas a mis espaldas. Estoy disfrutando muchísimo, tenemos un equipo muy unido, vamos con muchas ganas los fines de semana y eso se nota.
P.: ¿A qué colaboradores les has cogido más cariño?
E.G.: He descubierto a las Campos. Yo sólo había estado algo con Carmen en "Mujeres y Hombres y Viceversa", pero han sido un gran descubrimiento, la verdad. Por otro lado está José Antonio Avilés, en fin… Con éste sí que soy un poco madre.
P.: Como curiosidad, ¿es cierto que tu camerino en Mediaset es el que ocupó María Teresa Campos en su día?
E.G.: Sí, sí. Yo estaba en otro, pero cuando María Teresa se fue, me lo asignaron. Lo bueno que tiene es que está muy bien situado.
P.: Siempre has tenido a tu lado el apoyo de tu marido, Aitor, ¡con el que llevas desde que tenías 16 años! ¿Cuál ha sido el secreto para cultivar vuestro amor y conciliar, cuando tu carrera ha sido tan intensa y absorbente?
E.G.: Que siempre nos hemos dado espacio y tiempo, nos hemos apoyado y hemos dejado que cada uno continuase con su trabajo, con sus sueños y teniendo esa independencia necesaria. Ha sido una relación a distancia hasta hace no tanto tiempo, ja, ja, ja, Igual la clave ha sido ésa: verse poco, lo justo, pero verse. Tener calidad de tiempo juntos en lugar de cantidad.
P.: ¿Te sientes valorada por el público? ¿Cómo es el cariño que recibes a pie de calle?
E.G.: Muchísimo. Sobre todo se acercan con mucho afecto y respeto y eso me ha pasado siempre. Cuando las discotecas estaban abiertas –y yo tenía ganas de ir– me pedían fotos incluso a las dos de la mañana, pero siempre con respeto.
"Mi hija, Uxue, se parece a mí en el carácter"
P.: ¿Te queda algún sueño profesional por cumplir?
E.G.: Espero que me queden muchísimos programas por delante. En cada uno aprendo muchísimo. La base que ya tengo ayuda a salir de situaciones o a saber cómo reaccionar, pero cada directo es un reto que me motiva muchísimo. Voy con la misma ilusión que la Emma que llegó a Mediaset hace 20 años. Con más tablas, pero con la misma pasión. Y, si algún día la pierdo, espero irme yo antes de que me echen. Pero también te digo que no sólo sé disfrutar del trabajo, también de la familia. Para mí es muy importante, es mi prioridad.
P.: Alguna vez has comentado que tu hija, Uxue, lo pasa un poco mal con tu fama, no le gustaba que te reconocieran tanto por la tele… El mes que viene cumplirá 15 años, ¿tiene claro que no va a seguir tus pasos o ha cambiado de opinión?
E.G.: A ella nunca le ha gustado nada que me reconozcan. Ella es muy discreta y no le hacía ninguna gracia que nos interrumpiera la gente cuando íbamos por la calle hablando y tampoco le gustaba que en el cole le preguntaran ni se enterasen de quién era su madre, no quería ser el centro de atención. No sé qué pasos profesionales seguirá, de momento ha pasado por diferentes fases en las que ha querido ser un poco de todo. Ojalá haga algo que le guste para que su trabajo sea su pasión.
P.: ¿Ahora ya le gusta verte en pantalla?
E.G.: No me ha visto mucho, pero ahora directamente no me ve porque los fines de semana está en otras cosas.
P.: ¿Qué dirías que ha heredado tu hija de ti?
E.G.: Físicamente no se parece especialmente ni a su padre ni a mí, pero en el carácter se parece a mí. Es muy autoexigente, muy discreta, introvertida y pasional. Y cabezota también. Es decir que tiene un toque a su madre.
P.: Fuera de tu trabajo sabemos que eres una mujer que se cuida, aficionada al deporte.
E.G.: Me libera, es mi vía de escape. No le dedico todo el tiempo que me gustaría, pero soy constante. En general, mi vida es muy sencilla y, de hecho, trabajar en fin de semana te cambia los ritmos. Ahora estoy más con mi marido, coincidimos más, también voy a la montaña y estoy con mis amigos en comidas o cenas tranquilas... Otra afición que tengo es leer, lo hago mucho, pero siempre me falta tiempo.
"Tocar la batería te libera mucho de tensiones"
P.: Como curiosidad, sabemos que de joven cantabas y hace unos años empezaste a tocar la batería… ¿Eres una mujer rockera? ¿Te hubiera gustado explotar más esa faceta?
E.G.: Me puse a aprender a tocar la batería porque mi hija estaba en una escuela de música y pensé: "Pues ya que la traigo, a ver si hago algo y aprovecho el tiempo". El piano no me gusta, la guitarra no es lo mío y empecé con la batería y me encantó. No estoy para tocar en un grupo, aunque el profesor me dijo que tenía ritmo. Pero es muy divertido, te libera mucho de tensiones.