La familia de la duquesa de Alba: todas sus broncas y alianzas
Dicen que, antes de morir, la noble les pidió encarecidamente a sus hijos y a su marido que se mantuvieran unidos. Sin embargo, diez años después, no han logrado respetar su voluntad
Duquesa de Alba.
Últimamente se les ha visto coincidir en eventos familiares como bodas y bautizos, así como en compromisos de la Casa de Alba de Tormes, pero lo cierto es que broncas y rencores siguen dividiendo a los hijos de Cayetana Fitz-James Stuart, fallecida el 20 de noviembre del 2014, en grupos que varían según el momento, las afinidades y unos intereses económicos que generan curiosas alianzas.
Foto: EFE.
Carlos Fitz-James Stuart, de 76 años y actual duque de Alba, recuerda que "cuando heredé la Casa, me encontré una deuda muy grande que había que equilibrar. Tengo 50 nóminas que pagar al mes. Así que tuve que coger el toro por los cuernos y compartir los tesoros de Liria con el público". Al estilo de los nobles británicos, hizo visitables residencias como el palacio de Liria, y en enero del 2015, invitó a marcharse a Cayetano, que llevaba instalado allí desde su divorcio en el 2007.
Cayetana luchó lo indecible para casarse con Alfonso al que todos han acabado queriendo
porque es un hombre serio y discreto.
El duque de Arjona, que tiene 61 años y es el más proclive a airear las disputas familiares, encolerizó porque, como escribiría en unas polémicas memorias que exasperaron a sus hermanos, esperaba ocupar un gran cargo dentro de la Casa. "Mi madre vio en mí una figura leal y confiable, y me encargó la gestión de propiedades y fincas familiares –afirmó–. Murió antes de lo que esperábamos y me quedé desubicado. Había dejado el deporte de élite, mi carrera estaba en “stand by” y, en esa reinvención, me quedé perdido. Tenía muchos gastos y me quedé sin ingresos. Y me dejaron en la calle".
Fernando, el más querido
La duqesa con su primer marido, Luis Martínez de Irujo y los seis hijos que tuvieron juntos.
En cambio, Fernando, de 65 años, sí que pudo seguir viviendo en el palacio. El único hermano que nunca se ha casado es de carácter conciliador y fue designado por Carlos para presidir la Fundación Casa de Alba, pues es muy querido y no tiene problemas con ninguno. Le sucede lo mismo al viudo de la duquesa, Alfonso Díez, de 73 años, que tuvo que superar la oposición de Carlos y Cayetano para casarse con ella.
Carlos, Alfonso Díez, el segundo hijo del duque, Carlos, Fernando y Cayetano.
Sin embargo, ahora, viendo que el exfuncionario no ambiciona grandezas ni fortunas y que Alfonso Díez vive discretamente con los 3.000 euros que ella le dejó de pensión –más la de 2.000 de su jubilación– todos lo adoran. Por otra parte, la herencia de la duquesa no satisfizo a Jacobo, de 70 años.
Tres años antes de morir, cuando ella repartió su patrimonio, le dejó a su hijo más desapegado una propiedad agraria y ganadera de 4.000 hectáreas cerca de Alba de Tormes (Salamanca), pero él ambicionaba además alguna residencia, como las que recibieron sus hermanos.
Jacobo (70).
Se le argumentó que su madre le había ayudado a montar su editorial, Siruela –que vendió para luego fundar otra, Atalanta–, pero Jacobo insistió, poniéndola tan nerviosa que dijo: "Estoy muy feliz... El problema es sólo con Jacobo y con su mujer –Inka Martí–, que es muy mala y muy mentirosa".
Cayetano se ha sentido traicionado hasta por Eugenia
Alfonso (74)
Pero no todos odian al conde de Siruela, que ha declarado: "Me siento muy próximo a Eugenia y a Carlos, que es muy generoso. Cuando voy a Madrid me quedo en la habitación en la que dormía de pequeño". Además, se alió con el segundo de los hermanos, Alfonso, de 74 años –el más discreto y mano derecha del duque en las finanzas de la Casa– para vender sus participaciones en una de las principales empresas familiares, Euroexplotaciones Agrarias S.A., al no recibir sus dividendos cuando se decidió reinvertir los beneficios en el negocio.
Eugenia (55)
Alfonso también se unió a Eugenia, de 55 años, para frenar a Cayetano, que quería construir un embalse en una de sus fincas, que forma parte de una sociedad que engloba también tierras de Eugenia y de Alfonso, y a estos les preocupaba que comprometiera económicamente a la sociedad con el préstamo de tres millones de euros que necesitaba. "Han conseguido llevársela de su lado —dijo Cayetano dolido por la "traición" de la niña de sus ojos—. Ha sido una decepción muy grande" a lo que Eugenia, que jamás se pronuncia, respondió: "Se aprovecha de que los demás no hablamos".
Fernando (65)
Así las cosas, diez años después de su muerte, desde donde sea que esté, Cayetana no puede ver a sus hijos en paz.