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La vida de George Clooney (capítulo 1): El niño alegre y divertido al que una enfermedad le borró la sonrisa

Repasamos la vida, los éxitos, los amores y los grandes secretos de este "sex symbol" que este año ha soplado 60 velas

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Un físico privilegiado, una mirada lúcida y penetrante, una sonrisa canalla, un gran sentido del humor, un compromiso social ejemplar y un gran talento como actor y director han convertido a George Clooney en una de las estrellas más aclamadas de Hollywood y en uno de los hombres más deseados de todo el mundo.

En este 2021, el actor que nos derrite cada vez que se cuela en nuestra casa, taza de café en mano, ha cumplido 60 años en un momento espléndido en el que por fin –¡durante décadas todos pensaron que no iba a llegar nunca!– ha encontrado la estabilidad en el amor con su mujer, Amal Alamuddin, es padre de gemelos y disfruta de una fortuna que destina, en parte, a grandes acciones benéficas, pues está comprometido con distintas problemáticas sociales y políticas.

Su potente magnetismo no mengua con la edad y su vida está llena de éxitos, amores y anécdotas que tu Revista Pronto quiere explorar contigo en cuatro capítulos que te enamorarán y te sorprenderán.

Un niño extrovertido, en una familia llena de artistas

Hay quien nace con el destino tan marcado que, haga lo que haga en la vida, le resulta totalmente imposible huir de él. Es lo que le pasó a George Clooney, que vino al mundo con el espectáculo en los genes. Y es que, nacido el 6 de mayo de 1961 en Lexington, Kentucky, el pequeño bautizado con el nombre de George Timothy Clooney aterrizó en un hogar donde se mamaba el arte y la farándula.

Su padre, Nick Clooney, era un célebre periodista de radio y televisión, todo un "showman" de la época superconocido en todo el país, mientras que su madre, Nina Warren, era una mujer tan inteligente como bella que ostentó el título de "Miss Kentucky" y fue aspirante al cetro de "Miss América". Aunque, en realidad, con lo que se ganaba Nina la vida era con la política, pues ejerció de concejala con una gran vocación de servicio público.

Desde pequeñito fue un niño risueño y feliz. Su padre, Nick, era un famoso periodista y su madre, Nina, una "exmiss" dedicada a la política municipal. 

George era el pequeño de la familia, ya que tres años antes había nacido su hermana, Ada, quien tenía un carácter más tímido e introvertido que él. Ambos se criaron en un hogar donde se discutía mucho sobre los derechos civiles y la emancipación de los afroamericanos, y donde se profesaba una educación católica y basada en grandes valores como la decencia y la honestidad.

El suyo era un hogar feliz, pero, de niño, George no llevaba bien la fama de su padre y de sus tíos. Rosemary Clooney era una famosísima cantante y actriz, mientras que su marido, José Ferrer, era un prestigioso actor que ganó un Oscar por su trabajo dando vida a Cyrano de Bergerac en el cine de los 50. No sabía entonces aquel pilluelo espontáneo que, con los años, él mismo tendría que lidiar con un éxito mucho más grande y abrumador.

Tiene una hermana tres años mayor, Ada, mucho más tímida y discreta que él. En su niñez, le apodaban "Frankenstein" por una parálisis facial, su pelo "a la taza" y sus gafas. Los Clooney han sido siempre una familia muy unida debido a que se mudaron de ciudad muchas veces. 

Pero todavía nada de esto le preocupaba cuando, a los 5 años, apareció por primera vez ante las cámaras, pues era habitual que Nick se llevase consigo a sus hijos a la tele y, mientras Ada se escondía, el pequeño George desprendía desparpajo dando el parte meteorológico o imitando a personajes en los programas de entrevistas que presentaba su padre.

Fue víctima de "bullying" por una parálisis facial

A George siempre le gustó disfrazarse y "hacer el payaso".

Como suele suceder en el mundo artístico, Nick tuvo distintas ofertas de trabajo que hicieron que los Clooney cambiaran a menudo de residencia, pero ante eso, George muchas veces ha reconocido que el hecho de ser una familia "nómada" los unió mucho. Sin embargo, curiosamente, el éxito económico no siempre los acompañó y dicen sus allegados que eso convirtió a George en un tipo humilde y generoso.

"Mi infancia fue un tanto extraña porque, a pesar de la fama de mi familia, no todo era lo que la gente creía. Pasamos de residir en mansiones espectaculares a vivir en caravanas, por eso siempre tengo presente lo que decía mi tía: que cuando estás arriba, lo único que te queda es bajar", suele contar el actor.

Se le quedó el ojo izquierdo deformado

Tras cambiar a menudo de colegio y establecerse en diferente localidades, la familia Clooney se instaló definitivamente en Augusta, Kentucky, cuando George tenía 12 años. Un año después, cursando ya la secundaria, viviría una de las experiencias más desagradables de su vida: estando en misa con los suyos, sintió una sensación rara en el rostro, que se le paralizó, aterrándole a él y a sus padres. Los médicos le diagnosticaron parálisis de Bell, una enfermedad vírica que provoca una disfunción en el nervio facial. Se le quedó el ojo izquierdo deformado y, durante un año, fue motivo de mofa para sus compañeros de colegio, que le apodaron "Frankenstein".

Es cierto que su "look" con pelo cortado a tazón y gafas metálicas tampoco hacían prever que se convertiría en un "sexsymbol". Sin embargo, George decidió que no podía dejar que la enfermedad borrara su sonrisa y se enfrentó al "bullying" con gran sentido del humor, riéndose él mismo, de no poder abrir el ojo correctamente o de no poder comer y beber sin pequeñas fugas. Por fortuna, su rostro se recuperó a la perfección sin que le quedaran secuelas. Aquella experiencia sólo le dejó un carácter luchador y extremadamente optimista.

George Clooney quiso ser periodista y jugador de béisbol

En la adolescencia, empezó a dejar atrás a "Frankenstein" para convertirse en un "guaperas". Jugaba al baloncesto, aunque el deporte que le apasionaba era el béisbol. Su época universitaria fue un tanto alocada y no acabó sus estudios.

En los estudios no le iba mal del todo, sobre todo porque su padre siempre estuvo detrás de él, animándolo a mejorar y recomendándole buenas lecturas. Pero más que pensar en una carrera, a este joven carismático pronto le llamó la atención el deporte. Le gustaba el baloncesto, pero parece ser que, cuando, a los 15 años, vio la película "El orgullo de los Yanquees", protagonizada por Gary Cooper, se emperró en ser una estrella del béisbol.

Años después, llegó a hacer una prueba para entrar en el equipo de los Cincinnati Reds, pero no lo cogieron y, por la reacción de los responsables del equipo, se vio obligado a reconocer que aquello no era lo suyo. "Se rieron de mí", recuerda George, que entonces pensó que lo más sensato sería seguir los pasos de su padre y se matriculó en Periodismo en la Northern Kentucky University.

Tras dos años sin avanzar demasiado en sus estudios, pues confiesa que, en aquella época, "iba a muchas fiestas y bebía mucho", probó suerte en la Universidad de Cincinnati, pero se cansó y no logró licenciarse. Por aquel entonces ya había hecho algún trabajito en la tele, debutando en 1978 con un papel en la serie "Centennial", así que se lo pensó mejor y decidió que no serían los pasos de su padre periodista los que seguiría.

Tras varios intentos fallidos de encontrar su destino, vivir sus primeras juergas, coquetear con el alcohol y las drogas, y haber tenido sus primeros escarceos amorosos –pues, según confesó, perdió la virginidad a los 16 años–-, parece que el tipo de 21 años socarrón, juerguista y bromista, pero siempre humilde, empezó a vislumbrar cuál sería su futuro: quería ser actor, como sus tíos.