Lo que habría sido capaz de hacer Ana Obregón para conseguir dinero para curar a su hijo
La presentadora ha hecho su confesión más dura en 'Col·lapse' de TV3, donde ha ofrecido una entrevista tensa
Ana Obregón ha vuelto a la televisión, y es que esta semana la veíamos en el programa 'Col·lapse' del canal TV3. Su entrevista ha sido polémica, y es que sobre la mesa se han puesto a debate temas como la gestación subrogada o la adopción, pero también ha hablado de su hijo Aless, y ha confesado hasta dónde habría estado dispuesta a llegar para salvarlo.
La presentadora ha incidido en que su nieta, a efectos administrativos, hija, ha nacido para cumplir el sueño de su hijo Aless, que quería ser padre. "Ahora mismo he conseguido un milagro absoluto que es cumplir la última voluntad de mi hijo. No es un capricho", ha remarcado.
La conversación con el presentador del formato, Ricard Ustrell, no ha estado exenta de tensiones. Ajena a la polémica que suscitó el nacimiento de su nieta Ana Sandra, Ana Obregón deja claro que le da igual que la gente hable de ella por haber recurrido a la gestación subrogada, y admite que a ella no le generó ningún tipo de conflicto interno. Cuando el presentador le recalca que en España no está permitida, Ana Obregón responde con un "me da igual. Aquí no está permitido nada". Para ella, las mujeres que participan como vientres de alquiler "lo hacen desde la libertad y desde el amor, no hay nadie que les ponga una pistola en la cabeza".
Ana Obregón confiesa hasta dónde hubiera llegado para salvar a su hijo
"Mucho del dinero que gané era para intentar salvar a mi hijo del cáncer en Estados Unidos. Es lo mejor que he hecho. Es que hay que tener dinero para la salud", ha expresado. "Hubiera vendido mi casa, me hubiera prostituido, te tengo que decir la verdad", ha confesado.
Ana Obregón, que en los últimos días se ha lanzado mensajes a través de la televisión con el padre de Aless, reconoce cómo le ha cambiado la vida. "Antes de que a mi hijo le diagnosticaran cáncer, era otra persona. Antes todo me importaba mucho, me quejaba de todo. Cuando vives en una planta de oncología de un hospital y ves a chicas, chicos, niños, poniéndose en la vena la quimio, ese veneno que llamo curación... Cuando los ves con una sonrisa y sales a la calle y ves a la gente con el pitido, insultándose, dices, ¿pero esto qué es?".
Además, admite que "yo nunca seré completamente feliz porque no está mi hijo conmigo. Pero la paz que tengo de haber hecho todo lo que le habría gustado a mi hijo hacer en vida y no pudo, porque con 27 años se tuvo que ir... Esa paz me da felicidad, entre comillas".