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Jaime Peñafiel, muy enfadado con Miguel Bosé, explica su dura infancia

Jaime Peñafiel explica: "Sus memorias, que me parecen realmente magníficas –no como su escandaloso negacionismo–, describen sin tapujos su infancia y sus relaciones familiares"

Miguel Bosé ha publicado "El hijo del Capitán Trueno", un libro brutalmente sincero, en el que describe a sus padres como "dominantes y egocéntricos".

Jaime Peñafiel

Aunque los motivos de este artículo eran, por un lado la publicación del libro de Miguel Bosé "El hijo del Capitán Trueno" (Planeta), y por el otro, el inicio, a principios de este 2022, de la producción de una serie de TV sobre su vida, voy a empezar mencionando el último y escandaloso mensaje negacionista del cantante por el efecto que me ha causado. En él, pone en duda las vacunas y acusa a las "clases poderosas" de tener el control del resto de la humanidad, a la que califica de "siervos". Y su recomendación es clara: "Apagad las televisiones y dejad de escuchar las mentiras y la manipulación a las que están sometiendo esos poderosos a la gente".

Reconozco que estas declaraciones me han afectado profundamente, ya que soy una víctima del COVID-19, que a punto estuvo de acabar con mi vida al no estar vacunado. Porque vacunas no había entonces. Además, como consecuencia de ello, perdí a mi hermana María de los Ángeles y a varios amigos.

Por eso, y como respuesta a este impresentable discurso de Miguel Bosé, que puso de manifiesto, no sólo mi sufrimiento personal, sino el de millones de personas afectadas en estos momentos por la pandemia, hice unos comentarios muy duros, durísimos [en "El Mundo", escribió que merecería morir por coronavirus]. Hoy, lamento la literalidad de mis palabras, en ningún caso pretendida, pero sí pronunciadas con el deseo de que Bosé recapacite ante el éxito colectivo tras un año de vacunación, el único medio para que esos "siervos", como él califica a quienes nos vacunamos, no muramos.

Tensa relación con su padre

Dicho esto, vuelvo al origen de este artículo, en el que, tras leer la magnífica autobiografía de Miguel, quiero recordar a su familia y también su infancia, marcada por la dura relación con su padre y que nos revela con detalle en "El hijo del Capitán Trueno".

El libro es tan brutalmente sincero que no salva de sus críticas ni a su padre ni a su madre, cosa que mucho le honra. Porque, como decía mi inolvidable amigo José Luis de Vilallonga: "Las memorias o son inmisericordes con quien las escribe, o no tienen razón de ver la luz". Son muy de agradecer estos recuerdos sobre su vida, ya que, con su lectura, conoceremos la cruda verdad sobre su familia, cuya historia está plagada, en el mejor de los casos, de inexactitudes e interpretaciones erróneas y malos entendidos, y, en el peor, de historias mendaces, engañosas o totalmente falsas. Porque como ha dicho mi compañera María Eugenia Yagüe sobre esta familia: "La relación entre el matrimonio Dominguín o entre los padres y sus hijos fue siempre una montaña rusa de atracciones y rupturas".

Basta con leer lo que dice Miguel de sus padres. "Soy hijo de dos animales de pura raza, bellos a rabiar, fascinantes, irrepetibles, apasionados, dominantes, valientes, egocéntricos... con naturalezas extremadamente resistentes a las adversidades", escribe sobre Lucía y Luis Miguel, a los que en más de una entrevista ha tachado de ser "dos monstruos que tanta sombra y tanto eclipse causaban". Sobre todo su padre, al que temía, porque "no reunía las condiciones que buscaba en un heredero: machote, cazador, rudo. Yo era de vena más lombarda, sensible, y leía mucho".

La actriz italiana con su hijo, Miguel, y el torero, con su hija Lucía.

"Lucía, el niño va a ser maricón"

En un momento del libro explica una de las anécdotas que más refleja lo que fue su vida con Luis Miguel. Éste, un día, le dijo a su madre: "Lucía, me han dicho que el niño (Miguel) lee mucho, sin parar, y que se queda hasta altas horas de la madrugada bajo las sábanas con una linterna, y que luego en clase se duerme". A lo que la italiana replicó que cuál era el problema con que Miguel leyese. "Y él le contestó “¡Maricón!, Lucía, el niño va a ser maricón... ¡Seguro!”", acaba por contar Miguel.

No es necesario leer las memorias de Miguel Bosé para saber que ni Lucía, pero sobre todo Luis Miguel, fueron buenos padres.

Todavía recuerdo cuando nació Paola, el 5 de noviembre de 1960, en la clínica Covesa, que estaba en la entonces madrileña calle General Mola, hoy Príncipe de Vergara. Al día siguiente, fui a visitarla y encontrándome yo en la habitación de la actriz con la pequeña, apareció Luis Miguel, hasta ese momento en paradero desconocido, con la cabeza totalmente rapada. La reacción de Lucía fue la de una auténtica "donna" italiana ofendida. ¡Sólo faltó que le tirara a la recién nacida a la cabeza! Nunca olvidaré aquel momento.

 

El genio y el carácter de la "dulce" Lucía como esposa ofendida quedó demostrado cuando supo que su marido y Mariví Dominguín, su amante y prima (aunque ella, de niña, le llamaba tío), se encontraban en la finca del torero. La italiana se fue para allá, provista de una escopeta. El escándalo fue monumental. Y, como recuerda María Eugenia: "La reunión sentimental acabó casi en tragedia y la casa en llamas. Literalmente".

Luis Miguel y su prima cleptómana

Lo que posiblemente no sepa Miguel es que la escandalosa amante de su padre –lo de escandalosa es por el parentesco y por su edad, ya que Mariví no había cumplido aún los 17 años– era una cleptómana incapaz de resistir el impulso de robar.

Una amiga mía, la multimillonaria venezolana Pilar Sisso, fue víctima del trastorno de Mariví cuando, estando invitada a una cena en la mansión de la ilustre dama en Caracas, le desapareció una valiosísima joya que su marido le había regalado, con motivo de las bodas de plata. La vio en el cuello de su invitada en una fotografía publicada en una revista española. Me pidió, entonces, que le facilitara dicha imagen para comprobar que se trataba de su joya y, cuando se puso en contacto con ella, Mariví le prometió devolvérsela en unos días, ya que tenía que asistir a una boda muy importante y quería lucirla. ¡Tal cual!

La revista "Garbo" publicó las escandalosas fotos del romance entre Dominguín y su sobrina Mariví.

También apareció su nombre, aunque nunca se pudo demostrar nada, cuando alguien sustrajo el brillante que Julio Iglesias le había regalado a su madre, María del Rosario de la Cueva. El cantante lo pensó cuando, después de que yo le explicara lo sucedido con la señora Sisso, recordó que la falta de la joya de su madre se advirtió días después de que Mariví estuviera invitada a una cena en Miami, en su casa de Indian Creek.