José Sacristán: "La madre naturaleza está siendo generosa conmigo"
El actor, de 84 años y aún en activo, acaba de ser homenajeado en Barcelona
Casi siete décadas de profesión dan para mucho. En el caso de José Sacristán, para participar en más de 150 películas, recibir un Goya de Honor y ganarse el respeto y la admiración del público y de sus compañeros de profesión. Una brillante trayectoria a la que la Academia del Cine Catalán ha querido rendir homenaje.
Feliz en lo profesional y también en lo personal, el de Chinchón (Madrid) nos habló de esta etapa de madurez y repasó algunos momentos de su vida.
"Me encanta trabajar con gente joven"
PRONTO: ¿Qué supone para ti el Goya de Honor 2022?
JOSÉ SACRISTÁN: Lo recibí con mucha felicidad. Es un privilegio que la gente preste atención a lo que hago y poder seguir recibiendo ofertas. Desde hace cuatro años trabajo en la obra "Señora de rojo sobre fondo gris" en el teatro Romea de Barcelona y si ésta fuera la última que hiciera, me parecería genial. En lo personal, como decía mi amigo y maestro Fernán Gómez, voy durando. La madre naturaleza está siendo generosa conmigo.
P.: ¡No puedes quejarte!
J. S.: Mi salud está de puta madre, ja, ja, ja. Sería un miserable si, en esta etapa de mi vida, pusiera alguna objeción a este momento profesional y personal. Mi mujer puede dar fe de ello. Me encuentro en un estado de alegría de vivir.
P.: Es una suerte decir esto con casi 85 años. Muchos se han quedado en el camino.
J. S.: Echo de menos a muchos compañeros. Aunque también he de decir que trabajar con gente joven es una de las mejores cosas que me están pasando.
P.: Mantienes la esencia de quienes aman su profesión.
J. S.: Sí. Me dedico a un oficio que es contar historias y siempre va bien tener un poco de humildad a la hora de enfrentar este trabajo.
P.: De esa humildad has hecho gala a lo largo de tu trayectoria, aunque los inicios no debieron de ser fáciles...
J. S.: En el año 1961, yo ganaba 100 pesetas y me costaba 15 pesetas comer, 15 cenar y 17 dormir en una pensión de Madrid. Y, aun así, ahorraba dinero. Por otro lado, uno de mis principales retos era poder demostrarle a mi padre que mi profesión era tan digna como la suya (él era agricultor) y que podía ser un hombre de provecho.
P.: ¡Y lo has conseguido! ¿Te sigues poniendo nervioso al subir al escenario?
J. S.: No, pero en el teatro lo que ocurre ese día ni ha pasado antes, ni va a pasar después.
"Ver ‘Cantando bajo la lluvia’ es mi terapia"
P.: ¿Qué consejos darías a quienes se inician en esto?
J. S.: Aconsejar es temerario. Hay gente con talento y otros sin él. Sí que advierto que esta profesión no es una alfombra roja y salir en la tele. Esto es trabajo continuo, inseguridad y riesgo permanente.
P.: Tus papeles han sido más dramáticos que de comedia. ¿Te gusta este género?
J. S.: Sí, aunque hacer bien comedia es lo más difícil del mundo. En casa, como terapia, veo "Cantando bajo la lluvia" o "Siete novias para siete hermanos".