Julián Contreras padre: todo sobre la enfermedad degenerativa que le está dejando ciego
El que fuera marido de Carmina Ordóñez pierde visión de manera progresiva, debido a una dolencia que padece desde hace 9 años
Julián Contreras fue el segundo marido de Carmina Ordóñez.
De un tiempo a esta parte, su hijo ha vuelto a la primera plana de la actualidad, pero lo cierto es que Julián Contreras, el que fuera marido de Carmina Ordóñez, lleva años sin aparecer ante el público.
¿El motivo? La enfermedad degenerativa que padece, cuyo principal estrago es la pérdida progresiva e irreparable de visión.
Al padre de Julianín le fue diagnosticado hace nueve años glaucoma en ambos ojos y, desde entonces, su calidad de vida ha disminuido de manera notable.
Julián Contreras, quedándose ciego por un glaucoma
Julián Contreras, en una de sus últimas apariciones televisivas, en el 'Deluxe'.
"Hace tiempo, le implantaron dos válvulas, pero el deterioro de su vista está siendo progresivo. Esta circunstancia ha delimitado mucho la vida del padre de Contreras Ordóñez, aunque la vive con resignación y está 'más que acostumbrado'", informa El Español sobre la condición del exmarido de 'La Divina'.
De la enfermedad de su padre ya había hablado Julián Contreras Jr. en el pasado: "Se está quedando ciego. Lo más lesionado que tiene es la visión periférica. Si tú le pones una mesa debajo de las rodillas, sabes que se va a golpear", explicó el joven a La Razón en 2018.
Fran Rivera, Julián Contreras Jr., Cayetano Rivera y Julián Contreras.
Ahora ha recaído precisamente sobre él la totalidad de los cuidados de su padre, una labor que siempre se ha mostrado encantado de hacer: "Hemos hecho un matrimonio de padre e hijo y estamos viviendo una vida compartida, lo cual para mí es una suerte. Es mi padre, mi amigo, mi compañero", dijo en una entrevista en tu revista Pronto.
Julián Contreras dando un beso a su hijo.
Esta unión pasa ahora por un delicado momento: los problemas de salud de Contreras se unen a los apuros económicos que pasan padre e hijo.
Ambos le habrían dejado a su excasera en Madrid una deuda de más de 30.000 euros de alquiler y, recientemente, El Español también informaba que han empezado de cero una nueva vida en Cuenca, y que los dos ya están instalados en su nuevo hogar.