Nada hacía pensar que Kate Moss, que el 16 de enero llegó a la cincuentena, fuera a triunfar en el mundo de la moda. Y, sin embargo, esta londinense de origen humilde, guapa pero demasiado baja para la pasarela, sin curvas voluptuosas y con los dientes torcidos se convirtió en supermodelo en 1992.Fue entonces cuando Calvin Klein la eligió como imagen de sus perfumes. A Kate la había descubierto cuatro años antes, cuando tenía sólo 14, la directora de una agencia de modelos en el aeropuerto JFK de Nueva York.