Lorenzo Santamaría: hablamos con el popular cantante de los 70
El famoso cantante acaba de sacar un disco con todos sus grandes éxitos y ha iniciado una gira que lo llevará por diferentes ciudades de España
Nos citamos con Lorenzo Santamaría en un conocido local roquero de Barcelona, ciudad a la que viene casi cada semana, y nos sorprende con su amabilidad, simpatía y, sobre todo, su estupendo aspecto físico. Con él repasamos su pasado y su presente, y nos cuenta la ilusión que siente por el nuevo disco que ha lanzado y, sobre todo, la gira de despedida que le llevará a recorrer la geografía española. Y es que él, donde más libre se siente, es encima de un escenario.
Un artista mallorquín muy querido
Baladista con corazón de roquero, Lorenzo Rosselló (conocido artísticamente como Lorenzo Santamaría, nombre que se puso en homenaje a su pueblo natal, Santa María del Camino, en Mallorca) se inició como solista en 1970, tras varios años de éxito con el grupo Z-66.
Decidió aceptar la oferta de una compañía discográfica después de meditarlo durante un mes, aislado en una finca de un tío suyo. Tras décadas de éxito y popularidad, se quiere despedir del público que tanto le admira con una gira que comienza en mayo.
PRONTO: Te veo muy bien. ¿Te cuidas mucho?
LORENZO SANTAMARÍA: Intento comer cosas naturales y ni bebo ni fumo.
P: En los 70 fuiste un cantante muy querido y popular, ¿cómo recuerdas esa etapa?
L.S.: No saboreé ese éxito. Todo iba demasiado rápido. Me sentía como en una rueda que no podía parar. Ahora las cosas las hago con tranquilidad. Antes no podía escoger.
Comenzó a tocar la armónica para no tener miedo
P.: Y todo comenzó por una armónica que te regaló tu madre. ¿Ahí nace tu amor por la música?
L.S.: Yo creo que sí. Me regaló la armónica porque yo ayudaba a un tío mío que tenía una barbería y tenía miedo porque caminaba de noche de su local a mi casa durante 1 o 2 kilómetros. Y tocando la armónica se me pasaba.
P.: ¿Qué música escuchabas entonces?
L.S.: La de la radio. No había nada más. Ponían rancheras, canción española, francesa e italiana. Pero de repente un día escuché 'El rock de la cárcel', de Elvis Presley, y me quedé impresionado. A partir de ahí empece a buscar emisoras que pusieran esa música. Ahí empezó mi rollo rocanrolero.
P.: Con Z-66, uno de los primeros grupos en los que estuviste y que tuvo mucha popularidad, tocaste con Jimi Hendrix.
L.S.: Nosotros actuábamos en una sala que se llamaba Sgt. Peppers, que era del mánager de Jimi Hendrix. Y para inaugurarlo oficialmente vino el famoso cantante. La noche de la inauguración nosotros no tocamos pero al día siguiente, sí. Nos pidió que subiéramos a tocar con él e hicimos una "jam session".
"Nunca he ligado, siempre me han ligado a mí"
P.: En el 76 te pidieron trabajar en ‘Jesucristo Superstar’, la obra musical de Camilo Sesto.
L.S.: Me ofrecieron sustituir a Teddy Bautista, que hacía el papel de Judas, pero tenía que estar en Madrid tarde y noche durante meses y me horroricé. Y dije que no.
P: En un premio que te entregaron, en 1977, las fans estuvieron a punto de provocar una catástrofe. ¿Rompías muchos corazones?
L.S.: Era bastante normal esto. Las chicas se movían muchísimo para vernos. Era complicado hasta pasear. Ahora es más agradable.
P.: Contabas que leías y contestabas las cartas de tus fans personalmente.
L.S.: Es cierto. Era bonito. Era el principio de la historia y me hacía ilusión.
P.: ¿Sigues recogiendo flores para dárselas a ellas como hacías de jovencito?
L.S.: Ja, ja, ja. Tenía un apartamento cerca de la sala donde cantaba y recogía ramitos de flores para dárselos a las chicas. ¡Eso era ligar, seguro!
P.: ¿Has roto muchos corazones?
L.S.: Seguramente, pero no era muy consciente. Yo siempre digo que nunca he ligado sino que siempre me han ligado a mí.
P: En una entrevista con nuestra revista nos dijiste que tenías dos sueños: actuar en el Olympia de París y conocer a Jim Morrison. ¿Has cumplido alguno?
L.S.: Ninguno. Jim Morrison ha sido mi dios durante mucho tiempo. Y la verdad es que me gustaría mucho más actuar en el Palau de la Música de Barcelona. Ahora no tengo sueños. No soy nostálgico. Soy un tipo que va al día.
"Vivo a caballo entre Barcelona y Mallorca para cuidar a mi hermana"
P.: También decías que te hubiera gustado ser como Elvis. En algo te pareces: como él, eres roquero y baladista.
L.S.: Es que las mejores baladas son las de los roqueros. Elvis tiene unas baladas acojonantes. No está reñida una cosa con la otra.
P.: Has trabajado en cine, televisión, radio, teatro musical... ¿En qué mundo disfrutas más?
L.S.: Trabajar en cine era superdivertido. En cada película hacía un personaje diferente. Pero me siento más cómodo en la música. Cuando subo al escenario soy libre porque eres tú con tus virtudes y defectos.
P.: De los 70 decías que te gustaba el amor libre. Ahora eres feliz con tu mujer, la actriz Nuria Hosta. ¿Cómo es la vida con ella ?
L.S.: Muy buena. Tenemos una relación familiar fantástica. Llevamos 30 años juntos o más. Tenemos dos hijas, Paula y Caterina, de 28 y 19 años. Ellas y mi mujer viven en Barcelona y yo a caballo entre Barcelona y Mallorca, porque en la isla tengo una hermana que tiene 91 años y me ocupo de ella. Las compañías aéreas se están poniendo las botas conmigo.
"En mayo empiezo la gira de despedida"
P.:¿Qué proyectos tienes para este 2023?
L.S.: He sacado un disco con todos mis éxitos que se pondrá a la venta a principios de mayo. También tengo 13 canciones en marcha con las que editaremos otro disco, a lo mejor antes de Navidad. Y en mayo empiezo la gira de despedida, que me llevará a ciudades como Oviedo, Santander, Valencia... Tengo actuaciones incluso en abril del 2024. Pero, claro, si luego me siguen llamando, pues continuaré actuando, aunque estoy convencido de que es una gira de despedida. Lo decidí durante la pandemia porque no veía futuro. Me dije: "cuando salga de ésta voy a intentar despedirme bien".
P.: ¿Cómo es tu día a día?
L.S.: Desde que he sacado el disco ensayo varias horas y en Mallorca practico dentro del coche. Lo paro y canto una hora. Es mejor que en casa porque así no molesto a los vecinos.
P: ¡Sigues activo y feliz!
L.S.: Hasta que aguante. Pero cuando yo vea que flaqueo, ya no haré nada más.