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Miguel Bosé habla de sus terribles años de infancia y adolescencia

El cantante habla en su biografía, "El hijo del Capitán Trueno", de su familia, su infancia y su adolescencia

Miguel en la presentación de su libro.

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Figura polémica por su beligerante negación del coronavirus y por la complicada separación de su pareja, Nacho Palau, Miguel Bosé ha vuelto a abrir la caja de Pandora, esta vez para explicar los duros momentos que vivió en su infancia y su adolescencia. Unas revelaciones que, aunque algo se intuía, el artista ahora ha "oficializado" en un libro autobiográfico titulado "El hijo del Capitán Trueno" (Editorial Planeta).

Miguel de niño, en brazos de su padre, Luis Miguel Dominguín.

La polémica relación extramatrimonial de su padre con su prima

Su revisión biográfica va desde su nacimiento hace 65 años, en Panamá, hasta que, con 21, se subió por primera vez a un escenario para cantar en el Florida Park de Madrid.

A lo largo de 480 páginas, que empezó a escribir en el 2014 cuando dejó de vivir en España, Bosé desgrana un montón de pormenorizados recuerdos. "Tengo una memoria sensorial enorme. Recuerdo los olores, los ambientes, los diálogos… Cierro los ojos y lo recuerdo todo", ha asegurado el artista, que arranca sus memorias con el episodio en Villa Paz (finca familiar en Cuenca), donde Lucía sorprendió a su marido con Mariví, su prima y amante. Allí mismo y harta de las infidelidades del torero, la actriz le pidió el divorcio y, poco después, la finca se incendió, sin que nunca se haya sabido quién inició aquel fuego que destruyó uno de los escenarios más amados de su infancia.

La relación del torero con su prima fue un escándalo en aquella época.

La impronta de su padre, Luis Miguel Dominguín, le marcó especialmente. Cuando tenía 10 años, se lo llevó a un safari a Mozambique e intentó que "una bellísima nativa de 16 años me iniciara en la hombría". No sucedió, pero Dominguín sí se acostó con ella y él contrajo el paludismo. La sensibilidad hacia la lectura y la música que Miguel mostró desde pequeño desquiciaba a su padre. "Maricón, Lucía, el niño va a ser maricón", le decía a gritos a su madre, contrariado y llegando a dudar que fuera hijo suyo porque no había "sacado nada de él". Aunque lo quería, Miguel creció temiendo a aquel hombre al que, según ha escrito, "siempre decepcioné".

Lucía Bosé y Luis Miguel Dominguín, poco antes de separarse, con sus tres hijos, Miguel, Lucía y Paola, en el chalet de Somosaguas.

"En la miseria, pero con mucha dignidad"

Cuando tenía 11 años, sus padres se separaron y él y sus hermanas, Lucía y Paola, vivieron casi "en la miseria, pero con mucha dignidad, manteniendo las apariencias. Fueron unos años terribles". Miguel adoraba a su madre, pero reconoce en el libro que era una mujer poco cariñosa, que casi nunca estaba en casa y tuvo un montón de amantes. Remedios, la Tata, fue "la columna vertebral" que lo mantuvo a él y a sus hermanas. Una mujer fuerte, capaz de pararle los pies incluso a Dominguín. "Un día le dio un guantazo", dice. Con los años, su padre reconoció sus errores y le pidió perdón.