Mónica Randall: "Prefiero estar libre y hacer lo que me dé la gana"

Nadie diría que Mónica Randall va a cumplir 80 años. Ni su cuerpo ni su mente lo atestiguan. La actriz, retirada desde el 2009, "harta de que siempre me ofrecieran papeles de mala", dice, encuentra en los viajes el mejor modo de disfrutar de la vida. "Estoy bien, aunque con algunas lumbalgias. Hace poco, fui de viaje a Egipto, porque me encanta la arqueología. Estuve 15 días allí, pero los dolores eran muy fuertes y tuve que volver. Debo cuidarme más", cuenta.

PRONTO: Pero si estás estupenda…

MÓNICA RANDALL: Muchas gracias, pero esta lumbalgia… La verdad, no aparento, para nada, la edad que tengo. Aunque no hay que hablar de estas cosas. Hacen que me sienta mayor.

P.: ¿Cómo es tu día a día?

M. R.: Muy tranquilo. Viajo todo lo que puedo, y aprovecho para hacer visitas culturales. Voy mucho a Turquía, que es un país que me encanta. Lo hago con un grupo al que, igual que mí, le interesan mucho los restos arqueológicos. Como no tengo que mantener a nadie, ya que no soy madre ni abuela, me gasto los ahorrillos en viajes. Mientras pueda moverme y esté bien, continuaré recorriendo mundo.

P.: ¿Tu soledad, a nivel sentimental, es querida y asumida?

M. R.: Sí. Pienso que si no llegas enamorada a una cierta edad, después ya no hay quien te pille. Yo siempre he sido muy solitaria, aunque he tenido mis parejas. Pero a partir de un momento dado, te conviertes en una mujer muy autosuficiente. A mí, y a mis amigas divorciadas, ya no nos "pesca" nadie. Hacemos lo que queremos y no tenemos que dar explicaciones. Mi soledad es querida, y estoy divinamente.

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"Me hubiera gustado tener nietos"

P.: Entonces, ¿no echas en falta una compañía?

M. R.: Sólo, puntualmente. Por ejemplo, cuando voy a Venecia, que es una ciudad muy romántica. Pero yo, en general, prefiero estar libre y hacer lo que me dé la gana.

P.: ¿Te hubiera gustado ser madre, aunque hubiese sido sin una pareja al lado?

M. R.: No he tenido vocación maternal. Curiosamente, sí que me hubiera gustado muchísimo tener nietos, porque siento una gran vocación de abuela. A la que veo un bebé, me voy corriendo detrás de él. Te confesaré algo: en una ocasión sí que me entró la tentación de ser madre, cuando estaba unida a un hombre al que quise muchísimo.

P.: ¿Quién ha sido el hombre de tu vida?

M. R.: No lo he tenido. Quizá, si hubiese existido una mezcla entre dos o tres de las parejas con las que he estado, me habría salido el hombre perfecto. Pero no revelaré sus nombres.

P.: ¿Eras tan independiente y con tanto carácter que dabas miedo a los señores?

M. R.: Estoy absolutamente segura de ello. Y, además, en el cine siempre interpretaba papeles de mala. No había forma humana de que me ofrecieran un personaje de buena persona, y no entendía por qué. Así que me fui de la profesión.