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Pablo Motos: las fotos y secretos más desconocidos de su pasado

Casi quema la casa de sus padres dos veces, ha trabajado de limpiacristales y anunciando dentífrico y se estudió el diccionario entero para tener el vocabulario de Luis del Olmo

Te contamos la cara más desconocida del presentador.

E.M

¿Qué hay detrás de este famoso pelirrojo, de su pasado laboral, de su infancia...? El espíritu juguetón, curioso y pícaro que forma parte del ADN de "El hormiguero 3.0" nació con el propio Pablo Motos el 31 de agosto de 1965 en Requena, Valencia. 

El hijo menor de una familia muy humilde

Pablo nació en el seno de una familia muy humilde. Su padre, fallecido hace 6 años, era cocinero en el hospital de Requena (Valencia) por las mañanas y por las tardes vendía libros; y su madre, Amelia Burgos, fallecida hace poco más de 3 años, era su debilidad, junto con su hermana mayor.

 

"La Amelia", como el presentador la llamaba cariñosamente, colaboró en "El hormiguero" hasta que su delicada salud se lo impidió, regalándoles momentos memorables, como su "debut" televisivo, mostrando a la audiencia su colección de más de 90 relojes de pulsera o su pasión por los Papás Noel con luces y músicas. En el 2014, a Paquirrín le dijo: "¡Hay que ser más formalito!", y a Florentino Fernández, Flor, como ella le llama, le espetó: "¡No nos enseñes tanto la barriga, que parece una catarata!".

Mira aquí dos de sus divertidas intervenciones:

Ya desde muy pequeño, y según ha contado el mismo Motos, su naturaleza lo llevaba constantemente a meterse en líos. "Era un delincuente en potencia, me pasaba la vida intentando hacer algo malo [...]. Siempre he sido un rebotado, el rebelde de la familia. Yo quería saber qué pasaba si hacía algo gordo. A lo mejor aquella actitud puede entenderse como el principio de “El hormiguero”", afirma el productor, guionista y presentador, que reconoce que era tan conflictivo y peligroso que los profesores llamaban a sus padres todos los días. 

Las travesuras de Pablo Motos de joven

"De pequeño era un hiperactivo sin diagnosticar. En el colegio era un niño muy raro. Bueno, en casa tampoco es que fuera muy normal. Mi segundo hogar era el trastero, donde me pasaba las horas castigado y a oscuras", recuerda el gamberrete, que, además estuvo a punto de incendiar la casa de sus padres dos veces. "La primera fue porque compré muchísimo cable y conecté los altavoces a la vez para ver si podían funcionar juntos. Y funcionaron un momento, pero al cabo de unos segundos todo aquello empezó a arder". 

El "showman" haciendo la mili en Ceuta.

Incluso rompió, adrede, su televisor en blanco y negro –a pesar de que a su familia no le sobraba el dinero, pues su padre era cocinero del hospital de Requena y por la tarde vendía libros– porque quería que lo cambiaran por uno en color. "Yo era muy niño y todo el edificio tenía la tele en color, menos nosotros. Mi familia era muy humilde y mi padre decía que no compraba otra porque nuestra tele en blanco y negro todavía iba bien. Calculé que, si la tiraba al suelo, como mucho me podía estar pegando 30 o 40 segundos y, a cambio, tendríamos en breve tele en color. Y lo hice", reconoce.

Para rematar, las compañías que empezaba a tener Pablo en su preadolescencia eran poco recomendables: "Yo vivía con gente que me enseñaban a tocar la guitarra. Según iban creciendo, ellos terminaban en el talego. Cuando empecé a darle clases a un pijo, me di cuenta de que lo que yo quería era ser rico, como él, y no un delincuente", comenta. Así, Pablo decidió encauzar su camino y empezó a trabajar de "disc-jockey", tras lo cual pronto comenzó a sentir el embrujo de los micros, que lo llevaron hacia la radio.

Hace muchísimos años que Pablo ya trabajaba en la radio con Juan Ibáñez y Damián Mollá (ahora, Trancas y Barrancas), Marron y Nuria Roca.

La radio, su otra gran pasión

Durante cinco años, Pablo limpió los cristales del mismo hospital en el que trabajaba su padre. "¡No veas los disgustos que me llevaba cuando llovía!", recuerda. Empleo que compaginaba con Radio Requena, emisora en la que llegó a director. De allí saltó a RNE y Onda Cero, donde presentó y dirigió programas como "Protagonistas" o "Hacia el dos mil". Con Julia Otero, además, empezó a explotar su punto fuerte, su sentido del humor, haciendo monólogos; aunque donde realmente se empezó a sentir cómodo fue en el plató de "El club de la comedia" y como productor con "La noche de Fuentes", que dejaría para volver a la radio con "No somos nadie", de M80, la semilla de "El hormiguero".

Pablo, con el resto del equipo de "La noche de Fuentes".

También ha trabajado en teatro, en el mundo editorial e incluso en la música (de hecho, compuso la canción que ganó el Festival de Benidorm de 1993). 

Pablo salió por primera vez en televisión tras componer la canción que ganó el Festival de Benidorm en 1993.

Y ha hecho incursiones en el sector de la publicidad, como un "spot" de pasta de dientes que nunca entenderá por completo, pues sus dientes no son precisamente de anuncio. ¡No te lo pierdas aquí! 

El "showman" ha sido siempre muy cabezota. Quizá por eso, cuando empezó a trabajar en la radio y admiraba a Luis del Olmo e Iñaki Gabilondo se dio cuenta de que él no contaba con la preparación de ambos, y quiso ponerle remedio. "Escuchándolos, me di cuenta de que yo no había estudiado mucho y que me faltaba vocabulario. Para parecerme a ellos, decidí estudiarme el diccionario entero, palabra por palabra, y me lo acabé, de la “A” a la “Z”. Soy un hombre constante y tengo mucha fuerza de voluntad y mucha memoria", dijo Pablo, que también reconoce, entre risas, que el truco del diccionario acabó no sirviéndole demasiado. "Luego seguí con el diccionario de sinónimos y antónimos y empecé a aplicar todo lo que leía a mi trabajo en la radio. De pronto, me di cuenta de que quedaba muy pedante, así que tuve que corregirme poco a poco", bromea. Pero este hombre optimista y metódico también reconoce que tiene un lado "salvaje". "Tengo cinco minutos muy malos, pero luego no soy nadie", reconoce.

"Nadie creía en nosotros cuando presentamos El Hormiguero"

De lo que sí que puede presumir Motos es de su obstinación por conseguir lo que se propone. De hecho, cuando planteó crear "El hormiguero", muchos lo miraron como si estuviera loco. "Nadie creía en nosotros y nos miraban con cara rara cuando decíamos que de debajo de la mesa saldrían dos hormigas. La gente decía: “¡Estos son tontos!” Pero insistimos mucho y ahora a todos les parece normal ver a dos hormigas hablando con las personas más famosas del mundo". Sin duda, la intuición a la hora de crear su equipo –El hormiguero 3.0" lo forman más de 100 personas– ha sido clave en todos sus proyectos. De hecho, con muchos de ellos lleva ya más de 10 años trabajando. 

Pablo con algunos de sus compañeros y grandes amigos.

"No sabría decirte cómo consigo motivarlos día a día, pero somos amigos y hay una cosa que nos une, que es la admiración. La admiración es clave, incluso en la pareja, porque cuando acaba la pasión sexual tiene que seguir quedando algo", asegura Pablo.

"Tengo la necesidad de hacerlo bien para no defraudar"

Además, la fama internacional del programa se la ha ganado a pulso gracias a una premisa: cuidar siempre a sus invitados. "Aquí vienen porque saben que no les vamos a hacer trampa, ni nada que les incomode. Un país inteligente tiene que cuidar a sus artistas, no machacarlos, por eso me dan cosas que a lo mejor no harían en otro sitio", cuenta.

Gracias a eso, "El hormiguero 3.0" ha batido récords de audiencia, como su comentada entrevista a Isabel Pantoja, que consiguió 4,7 millones de espectadores,  o la visita de Pablo Díaz, concursante ganador del mayor bote de Pasapalabra. "Tengo la necesidad de hacerlo bien para no defraudar, no para tener éxito", ha dicho en alguna ocasión.

Pablo llegó a besar apasionadamente a Isabel Pantoja.

Como bonita metáfora de los grandes éxitos que Pablo Motos cosecha día tras día, el productor y presentador empezó a plantar un árbol en la terraza que hay junto a la redacción de su programa cada vez que "El hormiguero" tenía algo que celebrar: su nueva etapa con el cambio de cadena, una renovación de temporada, la visita de un invitado al que habían tenido que perseguir insistentemente u otros grandes hitos.

Un nogal en homenaje al desaparecido padre de Flo

Hoy, después de 16 años en antena, esa bonita forma de celebrar sus triunfos ha dado lugar a un pequeño bosque que muestra la vida, en forma de brotes verdes, que ha crecido gracias al trabajo de Pablo y su equipo. "Cada vez que creemos que algo es imposible y sale, compramos un árbol. Hacemos una ceremonia cuando se planta y sé decirte la historia que hay detrás casi de cada árbol. Es algo muy personal y bonito, porque el bosque crece con nosotros" , nos dijo en una ocasión.

La idea surgió porque en la terraza del edificio donde su productora, "7yacción", tiene su sede, hacía mucho calor, y decidieron hacer el lugar más acogedor, pues la redacción estaba en esa planta. "Pero hagámoslo con mimo, hagamos algo que tenga un significado para la productora" , dijo Pablo. Han plantado ya numerosos árboles y, puesto que el olivo es uno de los árboles favoritos de Motos, hay dos preciosos ejemplares que recuerdan dos momentos especiales que se vivieron en el programa: uno se puso cuando "El hormiguero" dio el salto a Antena 3 y el otro, cuando le vendieron la sección de ciencia a China –de hecho, en una visita de negocios, los chinos quisieron hacerse una foto con el olivo que los simbolizaba–. Además, hay dos madroños en honor a Madrid y un naranjo en honor a Valencia. Y un nogal con una sentida historia, ya que lo plantaron cuando arrancó otro programa de la productora ("Otra movida"), pues ése era el árbol que más le gustaba al padre de Flo, que acababa de fallecer.

Pablo Motos y Florentino Fernández son grandes amigos.

Tamara Mena: la mujer que lo hizo sentir importante

Para Pablo, el triunfo no es sólo una cifra récord, sino hacer cosas a través de su programa que le reconfortan como ser humano. "No lo cuento casi nunca, pero el día que me sentí importante fue cuando entrevistamos a Tamara Mena, una chica que tuvo un accidente de tráfico, que quedó en una silla de ruedas y que pudo caminar gracias a un exoesqueleto que trajimos de Estados Unidos".

 

"Ese día vimos cómo una persona que no tenía más posibilidades que vivir en una silla de ruedas, de repente podía andar. Yo esa noche me acosté diciendo: “¡Hoy sí, hoy te lo has ganado!”. Me abrí una botella de Vega Sicilia, me tomé una copa y me fui con un “pedito” a la cama", nos confesó en una entrevista.