Rafa Nadal, emocionado como nunca tras su último gran triunfo
Así celebró su triunfo en Australia, donde ganó su 21 Grand Slam e hizo historia
Rafael Nadal, de 35 años, completó toda una hazaña el pasado 29 de enero cuando remontó un partido contra el ruso Medvedev, de 25, que todo el mundo daba por perdido, y además, lo hizo con un pie roto. El partido no era otro que la final del Open de Australia, con lo que Rafa se llevó a Mallorca su 21º trofeo del Grand Slam –los cuatro mayores torneos del circuito internacional–.
Rodeado de sus incondicionales
"Estaba tan hecho polvo que no lo pude ni celebrar. No recuerdo ni qué hice", reconoció el tenista en la rueda de prensa posterior al encuentro. En cambio, el público australiano, en su mayoría volcado con él, no olvidará cómo, en vez de tirarse al suelo de espaldas como de costumbre, miró hacia la grada con cara de incredulidad y corrió a abrazar a su padre, Sebastián.
También miró a su equipo de incondicionales liderado por el exnúmero uno mundial y ahora entrenador Carlos Moyà, los también extenistas Carlos Costa y Marc López, el fisioterapeuta Rafa Maymó, el médico Ángel Ruiz-Cotorro y el jefe de prensa Benito Pérez-Barbadillo.
Aunque es Rafa quien se juega la reputación en la cancha, sabe que cada uno de ellos es responsable de un pedacito de esta homérica victoria, pues le han ayudado, física, psíquica y deportivamente, a seguir en lo más alto, a pesar, sobre todo, del síndrome de Müller-Weiss que padece.
Ésta es una enfermedad degenerativa que afecta al escafoides, un hueso del pie, y que puede dañar también las rodillas. Desde el 2005, el tenista juega con un dolor agudo en el pie, en ocasiones ha estado prácticamente cojo y fue operado el pasado mes de septiembre.
Está deseando ser padre
Aunque no se encontraban allí físicamente, sí que estaban de corazón las tres mujeres más importantes de su vida, su madre, Ana María; su hermana, Maribel; y su esposa, Mery.
Rafa y ella llevan casados dos años y el deportista no esconde que están deseando ser padres porque a los dos les encantan los niños, como demuestran a diario en su escuela de tenis y su fundación, así que no sería de extrañar que en breve nos sorprendan con la feliz noticia.
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