Sara Carbonero: así ha cambiado su vida 3 años después de padecer cáncer
Mayo del 2019 supuso un antes y un después en la vida de Sara Carbonero. Hace tres años, supimos que la periodista padecía cáncer. Así ha cambiado su mundo desde entonces
Sin duda, el mes de mayo del 2019 es una fecha que Sara Carbonero nunca olvidará. Fueron unas semanas en las que todos sus cimientos se tambalearon: con días de diferencia, Íker Casillas sufría un infarto y a ella le diagnosticaban cáncer de ovario.
Han pasado tres años de aquel fatídico mes, y la vida de la periodista ha dado un giro de 180 grados: tanto en lo personal como en lo laboral, Sara ha sabido recomponerse y renacer de sus cenizas. Ahora, 36 meses después de la noticia más terrible de su vida, Sara sonríe sin miedo a nada. Centrada en su trabajo, en sus hijos y en su entorno más cercano, Carbonero disfruta de la vida con su peculiar filosofía slow life, es decir, viviendo de manera pausada y disfrutando cada minuto.
Dejando atrás su enfermedad
Desde que recibió el fatídico diagnóstico, Sara Carbonero decidió llevar su enfermedad de forma discreta y lejos de las cámaras, una actitud muy diferente a la que tuvo, por ejemplo, Julia Otero, que no cesó en su empeño de dar visibilidad a una enfermedad aún hoy tabú. La periodista se refugió en su familia, y pasó sus semanas más oscuras en su casa de Oporto, donde aún vívia con Íker Casillas y sus hijos.
Fueron meses complicados que tuvieron el más dulce de los finales y, a día de hoy, su enfermedad solo es un amargo recuerdo y una cicatriz en su vientre, que ella misma ha mostrado en redes sociales.
"Me miro en el espejo y me gusta lo que veo mientras abrazo la imperfección. Mi cuerpo es otra forma de recordar el camino", escribió junto a esta preciosa imagen.
Sobre su actitud ante la enfermedad, ella misma se sinceraba hace un año en una entrevista concedida a la revista Harper's Bazaar: "No sabes de dónde sale la fuerza, fueron momentos muy difíciles, pero siempre pensé que me iba a poner bien. Ahora todo lo disfruto mucho más e hice un crecimiento personal bastante importante", dijo.
Una mudanza y una separación
En cuanto sus respectivos problemas de salud se lo permitieron, Íker Casillas y Sara Carbonero dejaban Oporto para volver a Madrid: nueva casa, nuevos trabajos y nuevo colegio para sus hijos. Toda una nueva vida que, contra todo pronóstico, no duró demasiado...
En marzo del 2021, la pareja anunciaba su separación con un emotivo comunicado y una foto de ambos en blanco y negro:
"Hoy, nuestro amor de pareja toma caminos distintos pero no lejanos puesto que continuaremos juntos en la maravillosa tarea de seguir siendo padres dedicados, como hasta ahora lo hemos hecho. Es una decisión muy meditada y que tomamos de mutuo acuerdo" decían en un comunicado que zanjaba así 11 años de amor, una larga década durante la que nacieron sus dos hijos, Martín y Lucas.
La expareja se separaba con el firme convencimiento de seguir teniendo buena relación, y en ese sentido, el tiempo les ha dado la razón.
Un corazón ¡muy agitado!
Poco le duró a Sara la soltería... apenas cuatro meses después de anunciar su separación, se la relacionaba con un, hasta entonces, desconocido cantante: Kiki Morente. Pese a ser hijo de Enrique Morente, a este guapo joven de ojos azules le ha conocido el gran público por su relación con Sara Carbonero, un romance que duró unos meses, hasta febrero de este año.
La periodista y el músico llevaron su relación de manera muy discreta, y nunca llegaron a hacerla pública en sus redes sociales.
Tras Kiki, y desde el pasado mes, un nuevo inquilino ocupa el corazón de Sara: Nacho Taboada, de nuevo un músico.
Su romance salió a la luz el pasado abril, cuando la pareja fue pillada, de lo más cariñosa, en un conocido local nocturno. Al parecer, los dos se conocieron por mediación de Isabel Jiménez, la gran amiga de Sara, que ejerció de celestina.
¡Que siga el baile!
A estas alturas, y viendo su más que positiva actitud ante la vida, la sección que tiene Sara Carbonero en radio Marca, llamada "¡Que siga el baile!" se ha convertido también en un estilo de vida.
En este punto de su vida, la periodista está centrada en disfrutar de cuanto se le ponga por delante: compagina con Íker la crianza de sus hijos, trabaja en lo que le gusta, y está enamorada. ¿Qué más puede pedir?