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La vida de Rocío Carrasco (capítulo 7 y último): el vuelo del Ave Fénix

Tras años de silencio, la hija de Rocío Jurado sintió que había llegado la hora de explicar su verdad. Sólo así ha logrado que el peso del pasado no siga robándole la vida

Rocío Carrasco ha regresado a televisión más sonriente que nunca.

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Veinte años no es nada, dice la letra de un tango. Pero para Rocío Carrasco, las dos últimas décadas de su vida han sido una eternidad en la que el paso del tiempo ha pesado como una losa por todo lo que ha callado mientras otros, como su exmarido, hablaban. Sus silencios han ido madurando a lo largo de estos años hasta que de ellos ha emergido su propia verdad para poder empezar de nuevo.

Como ha escrito la poeta india Sanober Khan: "Lo espléndido de caerse a pedazos silenciosamente es que puedes volver a comenzar cuantas veces quieras". E impulsada por esta idea, Rocío Carrasco regresó al centro de atención y a los focos dispuesta a contar, precisamente eso, su verdad.

No fue fácil. Su larga reclusión en medio de una marea constante de recuerdos ha sido un camino muy duro de recorrer, y el hecho de permanecer casi confinada en un refugio emocional y también físico, como lo es su casa en la urbanización de Valdeagua, definida por los medios de comunicación como un búnker, no le ha evitado nuevos sobresaltos. Y sin embargo, Rocío decidió salir, dar un paso al frente y hacer que todo su pasado viese la luz y ardiese entre llamas, alimentadas por el sufrimiento, el miedo y la culpa. Demasiados sentimientos negativos que la hija de Rocío Jurado ha ido acumulando a lo largo de los años.

Ni siquiera Fidel pudo evitar la guerra con sus hijos

Rocío y David se fueron a vivir con su padre tras años en los que la relación con su madre se fue envenenando.

Lo hemos visto a lo largo de estas semanas, en las que han ido saliendo a la luz los capítulos más desconocidos de su vida. Su infancia y adolescencia estuvieron marcadas por las ausencias de sus padres y el sentimiento de no encajar en un mundo que no eligió, el de la fama; su madurez se definió por la terrible experiencia de un matrimonio protagonizado por el miedo y la angustia, con el único oasis de sus dos hijos, Rocío y David Flores, y su entrada en la edad adulta tuvo como escenario un entorno familiar hostil, después de la muerte de su madre y de una herencia que desencadenó la furia de sus tíos.

En medio del caos que muchas veces ha sido su vida, por suerte, siempre ha contado con Fidel, pero ni siquiera él pudo evitar un nuevo capítulo de dolor y desgarro en la vida de Rociíto: la guerra con sus hijos.

Este frente, abierto tras la enquistada guerra familiar, ha sido y es el que más le quema el alma. Ella sabía que iba a pasar, porque, según ella, su exmarido le lanzó una amenaza, que sonó a maldición, y que, con el paso del tiempo, se ha cumplido. Y eso que hubo una época en la que sus hijos la adoraban, pero con la separación todo cambió, sobre todo después de que el ex guardia civil le advirtiera: "Te vas a cagar, Rociíto. Te los voy a quitar y voy a hacer que te odien". 

Rocío y David Flores, dos hermanos muy unidos

Su hija mayor hizo las maletas en el 2012, cuando tenía 15 años y David siguió sus pasos en el 2016.

Desde ese momento, la relación de Rocío con sus hijos, sobre todo con su hija, se fue resquebrajando, tensionando y envenenando hasta límites insospechados. Y, entonces, el 27 de julio del 2012, la niña, que tenía sólo 15 años, hizo las maletas y salió de su casa para no volver.

Aterrorizada, Rociíto supo en ese momento que la venganza de su marido había dejado de ser una amenaza para hacerse realidad. El miedo a que ocurriera lo mismo con su hijo pequeño, viendo cómo su ex lanzaba ataques contra ella como madre y como mujer desde los platós televisivos, la tenía en vilo.

Hasta que el destino volvió a cebarse con ella y ocurrió: el 23 de junio del 2016, su hijo, David Flores, siguió el mismo camino de no retorno que su hermana, y Rocío Carrasco se quedó sin sus retoños, a oscuras, enloqueciendo poco a poco porque le habían arrebatado lo que más quería en su vida.

Fue ese un año agridulce para la hija de la Más Grande. Si en junio veía cómo su hijo pequeño seguía los pasos de su hermana, en septiembre iba a cumplir un sueño largamente deseado: pasar por el altar del brazo del amor de su vida, Fidel Albiac.

Su matrimonio con Fidel, empañado por la ausencia de sus hijos

Ilusamente creyó que la magia de ese acontecimiento podría contrarrestar la maldición que le había lanzado su exmarido y conseguir que sus hijos aceptaran asistir a la boda, y, si eso pasaba, tal vez, podría empezar a construir puentes para recuperarlos. Pero ¿cómo iba a ocurrir eso? Era imposible.

Su relación estaba rota, la distancia entre ellos era un abismo infranqueable y los hijos vivían con su padre. Sin embargo Rociíto, quizás ciega por el dolor, aún albergaba esperanzas. Quería quemar su último cartucho y la que se quemó fue ella. Porque sus hijos decidieron no acudir al enlace, aun sabiendo lo importante que habría sido para su madre verlos y sentirlos allí, a su lado. Desde entonces no mantienen ningún tipo de contacto.

"No estaba preparada para ver a mi hija defendiendo a su padre"

Después, en el 2019, Rocío Flores participó en "GH VIP", como defensora de su padre, algo que su madre no pudo soportar.

Ese amargo episodio quedó, como tantos otros, metido, guardado y sellado en su mochila emocional para pasarle factura al cabo de tres años, cuando vio a su hija en el plató de Telecinco para ser la defensora de Antonio David Flores en "Gran Hermano VIP".

Eso fue demasiado. "Yo no veía a mi hija desde el 27 de julio del 2012 y no estaba preparada para verla a ella y mucho menos para ver lo que iba a defender", explica Rociíto, que, como podemos imaginar, no estaba bien, pues llevaba desde el 2011 siguiendo tratamiento por un síndrome ansioso depresivo. Ver a su hija en aquel plató fue la gota que colmó el vaso y ese día, hundida, decidió que no quería seguir viviendo e intentó suicidarse.

Fue un punto de inflexión en su vida y, hoy, si bien sigue luchando, se ha cansado de ser la víctima y guardar silencio. Por eso está transformando el dolor en fuerza, las lágrimas en pequeños pedazos de ilusión y las cenizas de su corazón en un nuevo camino para seguir adelante. Rocío se ha vaciado desde el alma e igual que el ave fénix que lleva tatuado en su espalda puede empezar a renacer.

Rocío Carrasco decidió regresar a la tele para contar su verdad

Rocío Carrasco, mostrando el enorme tatuaje que lleva en la espalda. 

No es casual el tatuaje. La primera vez que se lo vimos fue el 15 de julio del año pasado, en el programa "Lazos de sangre", y refleja muy bien su momento vital después de tocar fondo con su intento de suicidio.

El inmenso ave fénix –ese animal mitológico capaz de renacer de sus cenizas– que luce en su espalda es una declaración de intenciones por parte de la hija de Pedro Carrasco y Rocío Jurado, porque representa su renacimiento y también porque, al hacérselo, se tapó otro, uno que se tatuó en su juventud, una etapa de su vida que no le trae buenos recuerdos, pues en ella se sumergió en un doloroso matrimonio con Antonio David Flores.

En una de las entrevistas que ha hecho en Telecinco, Fidel entró en directo para mostrarle su apoyo incondicional. "Me produce tanto daño y dolor verla y que tenga que justificarse...", dijo.

Así que Rocío ha conseguido volver a la vida con el alma clara y nítida, sin cargas ni reproches y, después de un concienzudo ejercicio de memoria en el que lo ha quemado todo, ha provocado nuevos incendios en otros frentes familiares que podrían arder hasta el infinito cuando se emita la segunda parte de su docuserie, "En el nombre de Rocío".

Algunos se sentirán señalados por su nuevo programa

Su fichaje por "Sálvame", aunque de momentos sin los resultados esperados, es todo un reto para ella.

En este proyecto, grabado en un lugar tan simbólico para los Mohedano como lo es Chipiona, "dará jaque" a su familia materna hablando de los problemas que originaron su mala relación con personas tan cercanas como sus tíos o hermanos. Nadie duda de que será un nuevo episodio de su renacimiento en el que muchos se verán y se sentirán señalados. Pero eso a ella no parece preocuparle. 

Rocío Carrasco ya ha aguantado mucho

 En septiembre volverá con "En el nombre de Rocío", segunda parte de la docuserie, que tiene en vilo a parte de su familia materna.