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Rocío Jurado cuando, a finales de los 80, presentó su nueva casa.

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Con el objetivo de ir calentando motores entre su audiencia antes de la emisión de "En el nombre de Rocío", la docuserie con la que Rocíito le cantará las cuarenta a su familia, Telecinco ha estado emitiendo "Montealto: regreso a la casa".

Un programa con el que Rocío Carrasco se supone que rendiría homenaje a La Más Grande a través de una pormenorizada recreación de la que fue su casa con todos los objetos, muebles y enseres que ha tenido, durante años, guardados en un trastero.

En su regreso a la tele, la ex de Antonio David Flores sorprendió con un cambio de "look", y acompañada por Jorge Javier Vázquez, inició el recorrido por su "reconstruido" hogar visitando su habitación de niña y emocionándose, especialmente, al llegar al dormitorio de su madre.

Un chalet con tablao en el que actuaron grandes de la música

En el programa se ve cómo eran los interiores de este chalet de dos plantas y un sótano (habilitado como tablao), construido en una parcela de 3.000 metros cuadrados de la madrileña urbanización de La Moraleja y que fue testigo mudo de los mejores años de la artista y de algunos de sus peores momentos.

Rocío Flores contemplando, asombrada, la recreación del baño de su madre, donde no faltaba ningún detalle:

Comprado en 1988, el chalet fue la constatación del éxito artístico de Rocío Jurado, para entonces consagrada como una de las grandes voces de la música española.

Pero, en la vida personal de la cantante había espinas y Villa Jurado, como la bautizó la prensa, fue escenario del último año de vida en común de la chipionera y su primer marido, el boxeador Pedro Carrasco.

Que el nuevo hogar del matrimonio estuviera siempre lleno de familia, amigos y personal no fue suficiente para mantenerlos unidos y, tras 13 años juntos, la pareja anunció su separación por motivos "que no son exactamente los que se han contado todos estos años", según ha dicho Rocío.

Pese al drama de esa ruptura, para Rociíto esta gran casa estuvo estrechamente unida a su infancia y primeros años de juventud. "No me da nostalgia ni pena, me da alegría. He sido muy feliz de niña, muy feliz", afirmó durante la nostálgica visita. Pero no todo han sido alegrías.

Rocío Jurado adoraba su casa, en la que citaba a la prensa cada vez que tenía que comunicar algo sobre su vida.

Desencuentros allí vividos con Antonio David

En el porche de la vivienda su madre, de rodillas, le pidió que no se fuera con Antonio David. No lo consiguió. La cantante logró que su hija y su yerno, ya padres, vivieran con ella en La Moraleja, donde se sucedieron muchísimos desencuentros. Sobre todo el día en que la Jurado subió corriendo la escalera principal, alertada por los gritos de su hija durante una brutal discusión con el guardia civil.   

Mucho más felices para la chipionera fueron los años con su segundo marido, el torero José Ortega Cano. Sin hijos biológicos (la edad impidió que sus embarazos prosperaran), la pareja presentó a la prensa en el gran jardín de la casa los dos niños que adoptaron en Colombia, Gloria Camila y José Fernando, que se criaron en esa casa con sus sobrinos, Ro y Da.

En el mismo jardín fue donde, en septiembre del 2004, muy emocionada, Rocío Jurado hizo público que sufría un cáncer de páncreas. Pese al carísimo tratamiento que hizo en Houston (EEUU), falleció en su casa el 1 de junio del 2006.

Al poco, el testamento desveló su última voluntad sobre la casa: quiso que se vendiera y el dinero se dividiera en dos partes: una para su hija Rocío y otra para sus hijos adoptivos.

Ortega, que siempre sintió la casa como su hogar, tuvo que abandonar el chalet, que se vendió en el 2008 por 4 millones de euros a un inversor. Éste quería reformarla y ponerla en alquiler, pero la crisis truncó sus planes.

La casa quedó en manos de un banco, que la subastó en el 2017, pero nadie pujó por ella y en la actualidad está en estado de abandono.

En este enlace te mostramos "Villa Jurado por dentro". 

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