Irene Rosales y Kiko Rivera posaron con sus dos hijas antes de entrar en el restaurante.
Aunque sólo fuera por unas horas, Isabel Pantoja salió de su encierro voluntario en Cantora, dejó de lado denuncias y traiciones y acudió a un restaurante de Sevilla.
El motivo –el 3º cumpleaños de su nieta Ana– lo merecía y la tonadillera incluso posó para la prensa a las puertas del local donde también la esperaban su hijo, Kiko Rivera, su nuera, Irene Rosales, y su nieta pequeña, Carlota. «Los niños están divinamente y nosotros, felices de verlos así», comentaba Isabel sin imaginar que, sólo unas horas después, recibiría una triste noticia: la muerte de su primo Chiquetete.
No mantenían relación alguna, pero es obvio que le habrá dolido, aunque sólo sea por todo lo bueno vivido en el pasado.