Einstein ya predijo la existencia de estos cuerpos celestes hace un siglo, pero nadie, hasta ahora, había logrado demostrar su existencia. De alguna manera se ha hecho visible lo invisible. Y todo gracias al trabajo incansable y gigantesco de 200 científicos de más de 20 países que han procesado, durante dos largos años, los datos obtenidos con 8 radiotelescopios que apuntaban simultáneamente al centro de la Vía Láctea. Entre ellos, uno situado junto al Pico Veleta de Sierra Nevada, en Andalucía.
Ha sido como completar un rompecabezas, porque la imagen obtenida se ha construido sumando todas las informaciones captadas por estos aparatos de observación astronómica. Y para encajar las piezas ha sido necesario el trabajo de una joven investigadora informática, Katie Bouman, que creó un algoritmo capaz de formar la foto de este agujero negro, ubicado en la galaxia M87, a unos 55 millones de años luz de la Tierra.