Desde que se convirtieran en marido y mujer el pasado mes de julio, las vidas de Tamara Falcó e Íñigo Onieva son un auténtico devenir de lujos.En estos meses hemos visto a la parejita en los restaurantes más exclusivos, en los clubes más prohibitivos y viajando de país en país. Además de haberse convertido en dos trotamundos (y no precisamente mochileros), la hija de Isabel Preysler y su marido, que actualmente no tiene un trabajo fijo, presumen continuamente de carísimos caprichos en redes sociales. El último en hacerlo ha sido precisamente el nuevo marqués consorte de Griñón, que ha mostrado a sus seguidores la cámara de fotos de sus sueños.