Los niños, las grandes víctimas de la guerra en Ucrania
Un millón de menores ha dejado el país, donde todavía quedan 6,5 millones más
La guerra es una desgracia para todos los que la sufren, pero golpea con especial dureza a los niños. Son las grandes víctimas de los conflictos. Desde que empezó la guerra de Putin contra Ucrania, dos millones de ucranianos han cruzado las fronteras buscando refugio en países vecinos (Polonia, Rumanía, Eslovaquia, Moldavia y Hungría), en el mayor éxodo humano en Europa desde la II Guerra Mundial.
De esta multitud que escapa del terror casi con lo puesto, la mitad son menores. Un millón de niños que, sin entender muy bien lo que está pasando, dejan sus casas, escuelas y amigos para afrontar la incerteza y la angustia de la huida.
Todos esos pequeños van de la mano de sus madres o de otros familiares, pero algunos pasan por esa terrible experiencia solos. Es la conmovedora historia de un chaval de 11 años que ha viajado sin ningún adulto para escapar de los bombardeos sobre Zaporiyia, ciudad del sudeste y objetivo estratégico de los rusos porque allí está la mayor central nuclear de Europa.
Viuda y al cuidado de su madre impedida, Júlia Volodymyrivna, tuvo que tomar una dificilísima decisión: si quería salvar a su hijo tenía que dejarlo partir solo hacia Bratislava (Eslovaquia), donde tienen familiares.
Un teléfono escrito a boli en la mano
Vestido con anorak de plumas, gorro de lana y con su mochila a la espalda, este pequeño héroe ha recorrido 1.700 kilómetros, buena parte de ellos solo, hasta cruzar la frontera.
Allí, les enseñó a los policías la mano: llevaba escrito a bolígrafo el número de teléfono de las personas que se harían cargo de él. Mientras llegaban, los voluntarios que trabajan en ese punto de entrada de refugiados cuidaron de él.
"Nos ha ganado a todos con su sonrisa", decían de este niño, cuya historia es un rayo de luz y esperanza en medio de tanta locura. Pero otras historias son absolutamente estremecedoras.
62 niños han muerto en las dos primeras semanas de la guerra
Una de las más atroces ha sido el intenso bombardeo que el pasado miércoles 9 de marzo destruyó un hospital materno-infantil en la asediada ciudad de Mariúpol, en la costa del mar de Azov.
"Hay niños y mujeres bajo los escombros", aseguró en redes el presidente Volodímir Zelenski.
Según la defensora del pueblo, Liudmila Denisova, 62 niños han muerto en las dos primeras semanas de la guerra, pero serán muchos más en los próximos días por el recrudecimiento de los combates.
Sin comida, ni luz, ni agua potable
Aunque las grandes ciudades del sur y del este de Ucrania y los enclaves estratégicos son los principales objetivos militares de los rusos, ahora mismo no hay ningún lugar seguro en Ucrania.
Eso significa que quedan allí 6,5 millones de pequeños en situación de extrema vulnerabilidad. Niños inocentes que sobreviven con sus familias al miedo, la falta de alimentos y la angustia de los ataques.
Para los que siguen allí, el sonido de las alarmas antiaéreas y las carreras hacia los refugios se han convertido en su rutina.
"No quiero morir. Quiero que todo esto se acabe ya", decía una niña de 5 años, llorando, a un reportero de televisión.
"No me preocupo por mí. Me preocupo por los niños", aseguraba Kristina Kirienko, una mujer de Mariúpol, población portuaria donde, según ha denunciado Cruz Roja, la situación es "apocalíptica". Rodeada por las tropas rusas y bombardeada sin descanso, no hay agua potable, apenas queda comida, no hay calefacción ni electricidad y los civiles permanecen acurrucados en los refugios para protegerse, desesperados por salir de esa mortal ratonera.
Casi 100.000 niños viven en orfanatos en el país
"Muchos niños van a morir pronto por la escasez de medicamentos", explicaba el médico de un hospital de Leópolis, donde se están acabando los suministros.
"Necesitamos que la violencia se detenga y conseguir los tratamientos", explica otro sanitario del mayor centro médico de Kiev, la capital, donde unos 200 niños están ingresados por cáncer.
También preocupa la protección de los recién nacidos, de las mujeres embarazadas y de los casi 100.000 niños que viven en orfanatos en el país. No todos ellos son huérfanos, pero son de familias muy pobres que no podían cuidarlos.
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