Además de un fantástico cantante, Moncho era una excelente persona.
Dos semanas antes de que pudiera subirse por última vez a un escenario para recibir el cariño y el reconocimiento de público y compañeros de profesión, la voz de Moncho se apagó para siempre. El genial cantante de boleros murió en Mataró el 28 de diciembre, tres días después de que hubiera ingresado en un hospital de esa ciudad barcelonesa por un infarto del que nunca se recuperó.
Tenía 78 años y, desde hacía algunos años, se había retirado de los escenarios por problemas de salud. Sus compañeros, amigos y admiradores le rendirán un merecido homenaje el próximo 14 de enero en L’Auditori de Barcelona. Con su muerte, perdemos una de las mejores voces románticas de este país.