El lunes 6 de mayo, la sociedad española de alto copete perdía a una de sus grandes señoras, Pitita Ridruejo. Probablemente, la última de las damas de rica cuna que, durante años, paseó su elegancia, su amplia cultura y su saber estar por los salones del Madrid más distinguido y a la que el periodista y escritor Francisco Umbral convirtió en una de sus musas.
Pitita, de 88 años y madre de tres hijos, murió en su casa-palacio de la capital y con ella se va una de las reinas de la vida social a la antigua usanza. Tras el funeral, sus restos mortales fueron enterrados en Soria, de donde era natural.
En Pronto, esta semana, el perfil de esta singular mujer.