DANA: los voluntarios llenaron de ilusión las Fiestas de los afectados
Las ganas de ayudar de numerosas personas hicieron que los afectados pudieran olvidar, por unos días, la tragedia que viven desde hace más de dos meses
La Navidad de este año estuvo marcada por la solidaridad con los afectados por la DANA. Voluntarios, chefs y diversas organizaciones unieron esfuerzos para llenar de alegría estas fechas, repartiendo regalos, organizando cenas y llevando esperanza a quienes más lo necesitaban.
Una muestra de que la generosidad puede transformar incluso los momentos más difíciles.
El chef José Andrés reparte comida y abrazos
El chef no sólo es un gran cocinero sino también una persona de gran corazón. Por eso, no dudó en enfundarse el traje de Papá Noel para ayudar a la oenegé Un árbol de Navidad por la DANA a repartir árboles y objetos de decoración a los habitantes de Paiporta, además de cariñosos abrazos.
"Nuestro Papá Noel vino a iluminar nuestros pueblos cuando todo estaba oscuro", han dicho desde la entidad.
La amabilidad de los más pequeños
Sofía es una niña de 9 años de la localidad de Aldaia que quería dar las gracias a los militares movilizados en su pueblo por todo lo que están haciendo. "Sofía se llevó una alegría muy grande al no ver coches delante de casa. Desde ese día hemos estado buscándoos con los polvorones para dároslos. Para que los disfrutéis estos días", explicaba la madre de la pequeña a uno de los militares, que dijo que los compartiría con sus compañeros.
Cenas y comidas solidarias
Gracias a diferentes oenegés como Gastronomía Solidaria o Alicante Gastronómica, centenares de afectados por la dana pudieron disfrutar de deliciosas comidas de Navidad y cenas de Nochevieja, algunas de las cuales fueron elaboradas por chefs de gran prestigio como Susi Díaz o Paco Torreblanca.
Ningún niño sin regalo
El convoy de la ilusión, una iniciativa promovida por varias entidades de Villarreal, repartió 35.000 juguetes en localidades como Paiporta, Catarroja, Albal, Alcudia, Aldaia y Alfafar.
Gracias a los más de 2.000 voluntarios implicados, los pequeños disfrutaron de unas fiestas un poco más alegres.
Los Pajes Reales adelantaron su visita
Días antes de la llegada de los Reyes Magos, sus majestades tuvieron el bonito detalle de enviar a algunos de sus pajes reales a muchos de los municipios afectados, como el de Torrent.
En el centro de la localidad, un emisario de los soberanos recibió a multitud de niños y niñas del pueblo, que le enseñaron, muy emocionados, las cartas donde escribieron los juguetes que deseaban que les trajeran desde el Lejano Oriente.
Moisés Carbó, voluntario de la ADF: "Nuestro objetivo era que la gente tuviera un día feliz"
Moisés es voluntario de la Asociación de Defensa Forestal (ADF) de Olivella (Barcelona). Él, junto con un nutrido grupo de compañeros, pusieron rumbo de nuevo a Picanya, donde acudieron tras las inundaciones de la DANA, con el fin de llenar de alegría esta vez a sus vecinos repartiendo regalos.
PRONTO: ¿Cómo nació esta bonita iniciativa?
MOISÉS CARBÓ: Fuimos unos días después de las inundaciones a limpiar a Picanya. Llevamos camiones de bomberos y coches 4x4 y así pudimos vaciar casas y negocios, pero queríamos hacer algo más por ellos. Así que decidimos llevar regalos a los 940 niños que viven allí. Pedimos a las asociaciones de diferentes municipios que donaran juguetes en sus respectivas localidades y conseguimos más de 2.200.
P.: ¿Y cómo recibieron esa sorpresa los habitantes de esa localidad?
M.C.: El día 23 llegamos a las 2 de la tarde y preparamos un escenario donde algunos de nuestros voluntarios se vistieron de Papá Noel. Antes hicimos una rúa por el pueblo para avisar a los vecinos para que se acercaran a la plaza donde estábamos. Estuvimos repartiendo regalos durante cuatro horas a los niños, que iban subiendo pacientemente al escenario acompañados de sus padres.
P.: ¿Cuál fue el momento más bonito de ese día?
M.C.: Montamos una fiesta con música en la plaza y estuvieron bailando. Esa fue la parte más bonita. Además, la gente nos daba las gracias y nos abrazaba. Nuestro objetivo era que la gente tuviera un día feliz.
P.: ¿Y qué es lo que más os impresionó?
M.C.: Que en los negocios abiertos veías la marca de hasta dónde había llegado el agua. Y luego la tristeza en el rostro y en la mirada de la gente, que seguro han perdido amigos o familiares en esta tragedia. Me impresionó también que, desde el escenario, veíamos a los padres contentos por sus hijos al recibir los regalos, pero, al bajar, se ponían a llorar de emoción y tristeza. Lloraban a escondidas de sus hijos. "Nosotros no tenemos nada porque lo hemos perdido todo", nos contaban. Que demos una alegría a sus hijos es lo que les emocionó. Después de meses, al menos tienen algo con lo que pueden alegrar las fiestas a los niños.
P.: ¿Tenéis pensado volver?
M.C.: Si nos lo piden, sí, ya sea para quitar barro o para llevar materiales y alimentos. Creo que todavía queda mucho por hacer.