Evita Perón, 70 años de la muerte de la Reina de los desheredados
Se cumplen 70 años de la muerte de la esposa de Juan Domingo Perón, una líder carismática y magnética que conquistó a los españoles en su visita de 1947
Casi coincidiendo con la reciente cumbre de la OTAN, se han cumplido 75 años de la visita a España de Eva Duarte de Perón, una de las mujeres más míticas de la historia. La periodista y compañera Beatriz Miranda recuerda, en un artículo en 'El Mundo', las primeras palabras que pronunció al llegar al aeropuerto de Madrid-Barajas: "Estoy aquí porque, por designios divinos, poseo todos los recursos de la ternura y de la conciliación".
Eva Perón había sido invitada por Franco, en agradecimiento de España a Argentina, por el envío de barcos llenos de trigo con el que paliar el hambre que padecía el país, a causa del aislamiento internacional de la dictadura franquista.
Una mujer muy comprometida con los más desfavorecidos
La estancia en España de la Perona, como popularmente se la denominaba, duró 18 días y se le agasajó con una cena de gala en el Palacio Real, en la cual se le impuso la Gran Cruz de Isabel la Católica. Era tal la preocupación de Evita por los desheredados, que declinó la invitación de Franco para ver los monumentos más emblemáticos de Madrid y sólo quiso ir a los barrios de chabolas.
"En Argentina trabajamos para que haya menos ricos y menos pobres. Háganlo ustedes, también", le dijo a Franco esta mujer, conocida como la madre de los "descamisados", es decir, de los pobres.
Durante su visita a esos barrios, no paró de repartir dinero y regalos a manos llenas. También se preocupó por los presos políticos y, en concreto, de Juana Doña, dirigente comunista, feminista, sindicalista y escritora condenada a muerte, cuyo hijo escribió una carta a Evita para que intercediera por ella ante el dictador. La argentina lo hizo y logró que la indultaran, aunque pasó 18 años en prisión.
Donó 100.000 pesetas de la época
Eva fue a los toros en Las Ventas, al Teatro Español, para presenciar una función de la obra de Lope de Vega 'Fuenteovejuna', y no dejó de ir a misa. En su periplo español pasó por Barcelona –un barrio de barracas recibió el nombre de la Perona por esa visita– y Sevilla, donde fue nombrada camarera mayor de la Virgen de la Esperanza de la Hermandad de Triana, a la que donó 100.000 pesetas de la época, ¡un pastón!
Su durísima lucha contra el cáncer
Cinco años después, el 26 de julio de 1952, Evita fallecía a los 33 años, de un cáncer de cuello de útero que fue un secreto de Estado. Para intentar salvarla se recurrió al más prestigioso ginecólogo argentino, el doctor Jorge Albertelli, quien, en 1994, publicó un estremecedor libro 'Los 100 días de Eva Perón', con detalles desconocidos de la enfermedad.
Perón le había pedido que hiciera todo lo que estuviera en sus manos para salvar la vida de quien era su "compañera, amiga, consejera y punto de apoyo en la lucha política".
El 27 de septiembre de 1951, el general Menéndez intentó un golpe de Estado. Evita, muy deteriorada, respondió con un vibrante discurso. "Me admiró la energía física y psíquica que desplegó en un día tan traumático a pesar de la anemia, anorexia y dolores que padecía", escribió el ginecólogo.
El 15 de octubre de 1951, tuvo fuerza para finalizar su libro 'La razón de mi vida', y dos días después pronunció, desde el balcón de la Casa Rosada, con motivo del Día de la Lealtad, un vibrante discurso mientras su esposo la sostenía por la cintura. "Si el pueblo me pide la vida, se la daré", gritó. Aunque fue operada por el norteamericano George Pack, del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, el 6 de noviembre, ya nada se podía hacer.
El 1 de mayo 1952 se dirigió al pueblo desde la balconada de la mansión presidencial. Fue su última aparición pública. Falleció el 26 de julio, dejando huérfano al pueblo argentino. Y desolado a Perón.
Mi encuentro con Perón
Transcurridos 10 años de la muerte de la madre de los descamisados, siendo yo un joven reportero de la agencia Europa Press, logré una gran exclusiva mundial al entrevistar, en el apartamento donde residía, en la madrileña calle del Dr. Arce, cerca del estadio Bernabéu, al expresidente argentino Juan Domingo Perón.
Cuando me recibió, hacía poco más de cinco meses que había contraído matrimonio con María Estela Martínez, también llamada Isabelita, que había sido una bailarina de variedades. Perón estaba viviendo su exilio español, después de haber sido presidente de la República Argentina hasta 1955.
Y es que probablemente y entre otras cosas, el no contar ya con el magnetismo y el carisma de Evita aceleró su caída por un golpe militar. En 1964, protagonizó un frustrado intento de retorno. Pero nada era ya lo mismo para el mandatario.
El día que le hice aquella excepcional entrevista, también estaba María Estela, casi de mi misma edad. Hoy, a los 91 años y viuda desde el 1 de julio de 1974, reside en Madrid, donde llegó en 1976, tras dos años siendo presidenta de Argentina, gracias a las artimañas de su siniestro mayordomo, el expolicía José López Rega, conocido como el Brujo. Pero eso, queridos lectores, es otra historia.