Un gimnasio social de Barcelona integra a personas sin hogar
Además de ser un equipamiento deportivo, esta entidad de Barcelona ofrece a diario ducha, comida y cambio de ropa a quienes lo necesitan
Facu, de usuario a trabajador de la entidad
Facundo Alarcón es uno de los usuarios de este centro.
PRONTO: ¿Cómo entraste en contacto con la entidad?
FACUNDO ALARCÓN: Cuando llegué, no tenía dónde dormir y menos dónde asearme. Busqué en Internet un sitio que ofreciera servicio de duchas, y me salió el Gimnasio Social de Sant Pau. A partir de ahí, empecé a venir muchos días a ducharme, aunque seguía sin techo y unos días dormía en casa de un amigo y otros, en la playa.
P.: ¿Cómo cambió tu vida desde entonces?
F.A.: Me hicieron la cuota 0, con la que no pagas nada por el uso del gimnasio y comencé a utilizarlo. Y, ahora soy trabajador de la entidad. Estoy muy contento y agradecido, porque no tenía trabajo ni recursos y, gracias a esta oportunidad, puedo alquilar un piso compartido y afrontar los gastos mensuales.
Un proyecto que nació en el 2012
La directora del centro, Lara Cáceres, y la directora estratégica, Marta Heras.
P.: El deporte, sin duda, ha sido de gran ayuda.
F.A.: Sí. Me ayudó a generar un vínculo dentro y fuera del gimnasio. Yo iba a la playa, jugaba a voleibol y me relacionaba con gente que no sabía que yo, esa misma noche, iba a dormir en la calle. El deporte te permite compartir el juego, al margen de la vida que tengamos cada uno.
Como Facu, otros socios de este gimnasio social (del que actualmente forman parte 80 personas) han logrado integrarse en la sociedad y mejorar su vida.
De este proyecto, que ya es una realidad, hemos hablado con Lara Cáceres, directora general, y Marta Heras, directora estratégica del gimnasio.
PRONTO: ¿Cómo surgió la idea de este proyecto?
LARA CÁCERES: Originalmente, en 1940, el equipamiento nació para ser unos baños públicos para que la gente pudiera asearse, ya que en muchas casas no había agua corriente ni baño. Cuando eso cambió, se convirtió en un gimnasio y, en el 2012, los trabajadores decidieron comprarlo y transformarlo en una cooperativa, incorporando la palabra "social".
"Mejoramos su bienestar, a través del deporte"
Uno de los vestuarios
P.: Además de ser un gimnasio social, ofrecéis ducha, comida y cambio de ropa.
L.C.: De 8 a 12 de la mañana, unas 100 personas vienen a ducharse, pueden llevarse dos platos de comida, que nos cede la Fundación Ferrer, y una muda o camisetas donadas por un local de impresión llamado La Tostadora. De 13 a 22 horas, está abierto el gimnasio, con capacidad para 150 personas y cuotas que van desde los 0 hasta los 26 euros, y 5 euros de los que pagan más se destinan a financiar a quienes no pagan. Mientras haya respeto, cualquiera puede ducharse, recoger ropa y comida y, al salir, les damos un tíquet para otro día, si lo piden.
P.: ¿Ofrecéis una cobertura integral?
MARTA HERAS: Sí. Piensa que las personas sin hogar pierden su autonomía personal y han de volver a generar un vínculo social. Por ello, nosotros cubrimos sus necesidades básicas (higiene, ropa y comida) y mejoramos su bienestar, a través del deporte.
"El 90% de los usuarios son hombres"
En el gimnasio, los usuarios que lo necesiten pueden llevarse dos platos de comida, cedida por la Fundación Ferrer.
P.: Incluso contáis con un vestuario no binario.
L.C.: Exacto. Queremos cambiarle el nombre, ya que el vestuario acoge a todas aquellas personas que no están a gusto con su cuerpo y tienen reparo en desnudarse en ese espacio, ya sea mujeres a las que les han operado un pecho o personas con problemas de obesidad.
P.: ¿Cuál es el perfil de las personas que atendéis?
L.C.: Más del 50 por ciento de los que pasan por aquí son como tú o como yo, no los distinguirías. Entre ellos, hay gente que trabaja, pero recibe un sueldo que no les permite un alquiler, muchos duermen en la calle, otros en trasteros... La mayoría de usuarios son hombres (90 por ciento frente al 10 por ciento de mujeres), ya que las mujeres tenemos una red social más consolidada y aguantamos más, aunque también sufrimos mayor violencia cuando vivimos en la calle. De media, nuestros usuarios tienen entre 20 y 50 años.
Promover el boxeo
También les dan ropa limpia.
P.: ¿Qué objetivos os marcáis para este año que acaba de empezar?
L.C.: Queremos transformarnos en una cooperativa mixta, formada por consumidores y trabajadores, y ser un polo generador de boxeadores y boxeadoras, ya que, históricamente, el Raval ha dado grandes campeones de este deporte.