Hace ya 15 años que Jaume Sanlorente, barcelonés de 42 años, viajó a la India como turista. La pobreza desgarradora le conmovió y decidió quedarse para intentar hacer algo. Dejó su trabajo de éxito como periodista, vendió su piso y compró un orfanato en las afueras de Bombay.
El orfanato estaba a punto de cerrar, mientras las mafias esperaban con sus coches dispuestos a acoger a aquellos 40 niños y niñas para prostituirlos. Así nació la Fundación Sonrisas de Bombay.
Desde entonces, ha creado un centenar de guarderías, escuelas y hospitales, y también ha publicado varios libros. El último, «Mujeres de Bombay» (Plataforma Editorial), cuyos beneficios íntegros se destinarán a su oenegé.
– ¿Qué encontraremos en este libro?
– Es un homenaje a muchas de las mujeres que he conocido en Bombay. Llevo allí 15 años y he descubierto muchísimas de sus historias en la zona de barracas en las que he trabajado que han seguido un camino de superación yendo más allá de su propio drama.
– ¿Qué objetivos os habéis fijado a partir de ahora?
– Mientras quede un solo pobre en la ciudad seguiremos trabajando.
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