«Corre por todas partes y todo el tiempo. Come de todo, desde comida para perros hasta avena». Así es Sima, un precioso zorro ártico, según su salvadora, Liza. «La historia de cómo di con él es trágica. Nació en una fábrica de pieles y se suponía que se convertiría en un artículo de piel. Pero yo lo saqué de allí y ahora nunca le pasará nada malo».
Eso sí, el proceso no ha sido del todo fácil. «Tiene un olor único característico. Tienes que estar preparado para ello», advierte Liza. «Lo tengo desde que tenía solamente 4 semanas, pero hacerlo amistoso fue difícil porque no es un perro. Son animales salvajes, por eso tienen los dientes tan afilados. Así que, si deciden morder, pueden hacer mucho daño».
Afortunadamente, Sima, a pesar de ser muy movido y travieso, ha aprendido incluso a sentarse si se lo piden y, «como creció con mis perros, los ama de verdad». ¡Una bonita historia de amor!