El humorista, posando con Mayra Gómez Kemp e Ibáñez Serrador, durante su exitosa etapa en el «Un, dos, tres...».
Ha muerto Chicho Gordillo y lo ha hecho en silencio, a causa de un infarto, olvidado por todos aquellos que tanto disfrutaron con sus logradas imitaciones. Memorables son las de Frank Sinatra y Cantinflas, que le encumbraron al éxito. Y recordado, su paso por el «Un, dos, tres...» de otro Chicho, Ibáñez Serrador, del que fue muy buen amigo.
Pero la vida no es siempre justa con quienes conocieron el beneplácito del público porque Gordillo (1936) y su esposa vivían de una pensión que rondaba los 400 euros. Sus ahorros se desvanecieron por culpa de un familiar que les engañó en una operación inmobiliaria y Rosa de Alba no tenía ni los 3.000 euros para un entierro digno. Por suerte para ella, Tony Antonio, Bigote Arrocet y otros humoristas amigos del matrimonio reunieron el dinero necesario para despedirle como se merecía.
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