Laura de Chiclana, reportera en Ucrania: “Soy muy consciente de que puedo morir en la guerra”
Esta sevillana, de 28 años, lleva siete jugándose la vida por el mundo y, ahora, se ha colado en nuestras casas, como corresponsal de Mediaset. Ella es el rostro que nos cuenta, desde el terreno, el conflicto bélico que viven los ucranianos
Tras la liberación de la ciudad ucraniana de Kherson, dos niñas se acercaron a Laura pidiéndole que les hiciera una foto con ella y que les firmara una bandera y un cuaderno. Las flores se las regalaron los militares.
Desde que Rusia invadió Ucrania, el 24 de febrero del año pasado, Laura de Chiclana ha estado informando día a día desde las zonas del conflicto. Ahora ha vuelto unos días a España, pero el 15 regresa a Ucrania. "Quiero ir siempre a lugares de conflicto porque me lo pide el corazón. Cuando vuelvo a España de una cobertura, no soy del todo feliz. Mi cabeza está con la gente que lo necesita", nos ha contado en una extensa entrevista Laura, que acaba de ser galardonada con el premio a Mejor Periodista Joven del Año.
Un grupo de militares, Mariano (el cámara, vestido con vaqueros) y Laura sosteniendo un bazuca. “Los militares nos invitaron a refugiarnos de los bombardeos y comer bajo tierra en su refugio en el frente en Kherson”, explica Laura.
PRONTO: Enhorabuena por el premio. ¿Qué representa para ti?
LAURA DE CHICLANA: Muchas cosas. Significa muchísimo que me hayan dado un premio por mi trabajo siendo una persona joven y mujer. Hace tiempo que los medios no apostaban por los jóvenes. Este galardón es una esperanza a un tipo de periodismo que se creía que estaba muriendo, y es fruto de la constancia, del día a día durante ocho meses, trabajando 17 horas al día... Siento que he nacido para ser corresponsal de guerra. Es mi vocación absoluta, desde pequeña.
“O elegía ingeniería mecánica para el ejército o periodismo”
Laura, con Mariano, el cámara, entrevistando a un civil en la ciudad Lyman, en el Donbás, que estuvo bajo ocupación rusa.
P.: ¿Siempre lo tuviste claro?
L.D.CH.: Sí. De niña, cuando veía imágenes de guerra o conflictos en las noticias, quería saber más. Me interesaba quién había detrás de la cámara, qué valiente había ido allí, y se lo preguntaba a mis padres. Yo quería ser esa persona. Necesitaba ver lo que sucedía y ayudar a la gente. En su día, tuve dudas, y también me planteé ser militar. O elegía ingeniería mecánica para el ejército o periodismo.
En Kiev, la capital de Ucrania, después de una nevada.
P.: Elegiste lo segundo, y con riesgo. Hablemos de Ucrania. Cuéntame por qué decidiste ir.
L.D.CH.: Hasta aquel momento, llevaba siete años como freelance y estaba en un punto de querer abandonar el periodismo. Antes de dejarlo, mi idea era dar cobertura a Afganistán, algo que siempre he querido hacer, pero justo estalló la guerra en Ucrania. Mi gente me animaba a ir y a no rendirme. Saben que esto es lo mío y no quiero hacer otra cosa. Entonces, cogí mi mochila, mi equipo y una bolsa con ropa y me fui a Ucrania. En aquel momento, aún no tenía ni casco ni chaleco antibalas. Los conseguí allí.
Caminando entre el fuego y el humo tras un bombardeo en Kharkiv.
Laura haciendo una fotografía a un misil ruso sin explotar en Lysychansk antes de que la ciudad fuera tomada por rusos.
En su viaje a Tailandia, en el 2020, trabajó en Bangkok en templos, con monjes dando comida a los ciudadanos que no tenían cómo subsistir por el Covid.
Sacando fotos desde una valla, durante las protestas en Tailandia.
En el 2019, Laura estuvo en la isla de Lesbos, Grecia, en los campos de refugiados, entre los que había y sigue habiendo muchos niños.
En el 2017, tras graduarse en la universidad de periodismo, Laura se fue a Colombia., donde estuvo viviendo con el Ejército de Liberación Nacional. Aquí la vemos con la pequeña Janny, bañándose en un río.
P.: Imaginamos que has vivido momentos durísimos. Háblanos de alguno.
L.D.CH.: Todo el mundo cree que lo más duro son los muertos en las calles, que lo es, pero aún lo son más los bombardeos que he visto y la gente que ha muerto delante de mí. Soy muy consciente de que podría haber sido yo, de que puedo morir en esta guerra.
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