Angela Farnan es una enfermera del OSF Children’s Hospital de Illinois, en Estados Unidos, que ha tomado una de las decisiones más importantes de su vida: adoptar a un bebé al que había estado cuidando durante meses en la unidad de cuidados intensivos. ¡Y no puede estar más feliz!
El risueño pequeñín, que se llama Blaze, tuvo que ser operado a los tres días de nacer porque padece el síndrome del corazón izquierdo hipoplástico, un defecto cardíaco congénito. El bebé fue sometido a una segunda cirugía unos meses después. Fue entonces cuando la familia biológica del niño decidió otorgarle la tutela a corto plazo a la enfermera porque no tenían recursos para ir al hospital y cuidarlo.
Tras la operación, la madre biológica le pidió a Angela que adoptase al pequeño, ya que ella podría proporcionarle una vida mejor. Para la enfermera, el acto de la mujer es una muestra de lo mucho que ama a su hijo, porque toma la decisión pensando en el bienestar de Blaze, ya que la familia no puede permitirse su costoso tratamiento. Y es que, si todo va según lo previsto, el niño, que en mayo cumple 2 años, tendrá que someterse a una tercera intervención y, más adelante, puede que necesite un trasplante.