Richard Gere y Alejandra: el encuentro de dos almas gemelas
Enamorados desde el primer momento en que se vieron en un hotelito de Italia, la diferencia de edad y de mundos del actor y la española no fue ningún obstáculo para consolidar un amor kármico
Richard Gere y Alejandra
Ésta es una historia de amor de un romanticismo a la altura de 'Pretty Woman'. No porque Alejandra ejerciera el oficio más antiguo del mundo, ni muchísimo menos, ni porque Richard Gere fuera el actor que protagonizó la famosa y taquillera película, sino porque, tanto en la vida real como en la ficción, se enamoraron dos personas de edad y mundos muy distintos. Y, pese a las diferencias, el suyo fue un encuentro armónico, el de dos almas gemelas. Un amor con buen karma.
Richard Gere y Alejandra en una alfombra roja.
Pero, ¿cómo llegó el destino a reunirlos? El carismático ídolo de Hollywood y esta española entonces anónima se conocieron en el verano del 2014 cuando, en plena bronca por su difícil separación de Carey Lowell, su segunda esposa y madre de su hijo Homer, Gere llegó a un hotelito en Positano, en la italiana Costa Amalfitana, para pasar unos días de vacaciones.
Alejandra Silva, una joven divorciada
Richard y Alejandra besándose el día de su boda.
Exclusivo para clientes con visa oro, el establecimiento lo regentaba una joven madrileña, Alejandra Silva, que en esos momentos ultimaba el divorcio de su marido, el multimillonario Govind Friedland, con el que tenía un hijo.
En ese verano que iba a cambiar sus vidas, Gere tenía 65 años muy bien llevados y ella era una mujer simpática, menuda, rubia y con un inglés perfecto que acababa de cumplir 31. Y el flechazo fue instantáneo. A Richard le prendó aquella chica que, hija del que fuera vicepresidente del Real Madrid durante la etapa de Lorenzo Sanz, había sido en su primera juventud novia del jugador brasileño Roberto Carlos. Pero no fue el fútbol lo que los unió, sino el budismo.
Los 34 años de diferencia en la edad nunca han entorpecido su romance, que sigue tras seis años de casados.
Alentada por su exsuegro, Robert Friedland, magnate de la industria minera del oro y el cobre, Alejandra Silva había empezado a practicar esa religión, que es el eje sobre el que pivota la vida del protagonista de 'Oficial y caballero'. Según explicaría luego ella a una conocida revista, "nuestro karma se atrajo desde el momento en que nos vimos. Nos conocemos desde hace muchas vidas". Y sí, la química fluyó.
La pareja son budistas.
Primero, de manera secreta para evitar la presión de los medios que acechan a los famosos; luego, ya consolidado su amor, sin esconderse. Su presentación como pareja fue un año después, cuando asistieron juntos a una cena en honor al actor celebrada durante el Festival de Cine de Taormina.
Después, vivieron a caballo entre Madrid y Nueva York, con "escalas" veraniegas para pasar las vacaciones en Oleiros, Galicia, de donde es originaria la familia de Alejandra.
Alejandra y Richard con dos niños enfermos de cáncer.
En mayo del 2018, se dieron el "Sí, quiero" en el rancho del actor, en Pound Ridge, a las afueras de Nueva York, en una ceremonia budista celebrada un mes después de que se hubieran casado por lo civil en la más completa intimidad.
Aquella romántica boda evidenció que, a la tercera, fue la vencida: Gere había dado con la mujer perfecta para llevar la vida tranquila y contemplativa que quería. Alguien que, pese a pertenecer a la alta sociedad madrileña, comparte con el actor su total compromiso con las causas de los más pobres, enfermos y desfavorecidos.
Richard Gere y Alejandra: sus hijos en común
Alejandra, que era madre de un niño, de su primer matrimonio, ha tenido dos más con el actor.
También para ella el amor de Richard ha sido llegar a puerto seguro. "Estoy más enamorada que nunca y, cada día más, de todo lo que me ha dado la vida", contaba, antes de que esa vida le obsequiara con dos nuevos regalos: el nacimiento de sus dos hijos con el actor, Alexander (2019) y James (2020).
A los diez años de conocerse, Richard Gere y Alejandra se han instalado en Madrid. "Ella fue muy generosa al darme seis años viviendo en mi mundo, así que lo justo es que yo le dé al menos otros seis viviendo en el suyo", aseguró el actor cuando se supo que iban a ser vecinos de La Moraleja.