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Catar 2022: la cara oscura del polémico Mundial de fútbol

En medio de la euforia que genera el fútbol, las oenegés recuerdan la muerte de 6.750 trabajadores en las obras de los estadios

Estadio Lusail, donde se jugará la final el 18 de diciembre.

Valeria Polo

Cuando el balón se ponga en juego este 20 de noviembre en Qatar, comenzará el mundial de la vergüenza. Así lo han bautizado para recordar la muerte de más de 6.000 trabajadores en la construcción de las infraestructuras y que se trata de un país donde no se respetan los derechos de las mujeres y donde te pueden mandar a la cárcel por ser homosexual.

La elección de este diminuto país del golfo pérsico como sede de este mundial ya fue polémica y la decisión generó acusaciones de que miembros de la FIFA –organismo más importante del futbol internacional– habían sido sobornados. Además, Catar jamás se había clasificado por jugar un mundial y hacerlo allí suponía paralizar durante un mes todas las ligas de fútbol del mundo, algo inaudito hasta entonces.

Esta es la mascota del Mundial. Se llama La'ebb, palabra árabe que significa jugador habilidoso.

Condiciones de trabajo inhumanas

Pero el Mundial ya está aquí y, aunque, el país intente dar una imagen de modernidad que quiere despejar las dudas, lo cierto es que la polémica está servida. En gran parte por las muertes de trabajadores migrantes que, según organizaciones como Amnistía Internacional y Human Watch Rights, se han producido en los 12 años que han durado las obras de este mundial y que ascienden a 6.750.

Además, migrantes han denunciado retrasos en el pago de salarios, el robo de sus pasaportes para que no se pudieran marchar, la imposibilidad de cambiar de trabajo, jornadas de más de 16 horas a temperaturas superiores a 50 grados, falta de atención médica, condiciones de vida insalubres, con alojamientos en los que vivían hacinados…

Según Amnistía Internacional, han muerto 6.750 trabajadores en las obras del Mundial.

La terrible situación de las mujeres

Hay otros ámbitos en la sociedad de Catar, dominada por una monarquía absoluta y donde están prohibidos los partidos políticos y los sindicatos, en los que la represión del Estado se deja sentir. Aunque la FIFA ha anunciado que habrá seis mujeres arbitrando en el Mundial por primera vez, fuera de los estadios, la realidad para ellas es muy diferente.

La discriminación de las mujeres en Catar se basa en un sistema de tutela masculina, por el que las mujeres dependen, mientras están solteras, de sus padres, hermanos, tíos o abuelos y de sus maridos cuando se casan. A ellos tienen que pedirles permiso para estudiar, viajar o para cosas tan cotidianas y privadas como ir a la revisión ginecológica.

Persecución de la homosexualidad

Por otro lado como explica Amnistía Internacional, Catar es uno de los 70 países del mundo en los que mantener relaciones sexuales con alguien de tu mismo sexo está perseguido por la ley y puede penarse hasta con siete años de prisión.

Aunque las autoridades cataríes han prometido ser “tolerantes” con los turistas lgtbi, organizaciones como Human Rights Watch han registrado casos recientes de detenciones por “presuntas conductas homosexuales”. Además, no hay que olvidar las declaraciones del embajador del Mundial, Khalid Salman, que calificó hace tan solo unos días la homosexualidad como haram (prohibido) y como “daño mental”.

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